Posteado por: lenguajesculturales | octubre 13, 2010

Ropa de casa y vestido diario (Sanabria)


ROPA DE CASA.

Los manuscritos que presentamos pertenecen a un maestro de escuela y también ventero de un pueblo de Sanabria (Zamora) en la primera mitad del siglo XX. Están tomados de un Libro de Registro Escolar y de un Libro de Caja de la Venta. En ellos nuestro curioso paisano anotó numerosas informaciones que no tenían mucho que ver con lo propio de ambos libros. El Libro de Caja de la Venta tiene una pegatina detrás de las pastas de cartón duro con un número de serie,  “Nº 4175  (cuando se desee otro libro igual basta indicar el número) Imprenta y encuadernación de Fernando Santarén Madrazo- Valladolid”. Las primeras anotaciones de movimientos de ventas y dinero (en reales y pesetas)  son de 1910, llegando hasta 1941. En algunas de sus páginas detalla la “ropa que tengo” o la “ropa que hay” en 1920, 1925 y 1929. Trascribiremos el manuscrito de 1929.

El libro de la Escuela es un “Registro Escolar Solana. Libro de matrícula, asistencia diaria, clasificación, contabilidad y correspondencia. Serie B. 4,50 pesetas” está fechado entre 1924 y 1925, aunque la información que aportamos ni es de esos años ni tiene nada que ver con la escuela. En la última página detalla en dieciocho líneas los cambios de sábanas de la cama, los cambios de camisa y calzoncillos que efectuó durante los años 1944 y 1945.

Texto nº 1. Libro de Caja de la Venta.

Ropa que hay en Diciembre de 1929.

4 sábanas con puntilla que yo tenía y una que le regaló  F.( su mujer) a M. (familiar o amiga., 5, y otras cinco compañeras sin puntillas, todas marcadas y nuevas igual a

diez almohadones con puntilla y marcados

ocho sábanas fuertes y nueve remendadas

dos sábanas, la de acribar, y la que está bajo los lienzos

13 almohadones nuevos y nueve usados y viejos

5 colchas nuevas y una vieja…

35 piezas de lienzo y estopa de 10 varas y dos piezas de 5 (varas)…

15 camisas y 10 calzoncillos (de) J. (nuestro paisano) de lienzo y 5 camisetas y 5 calzoncillos de punto…

3 manteles, 11 servilletas, 4 paños de mesa, una paño de ofrenda, 2 tapetes de la mesa nocturna

14 moqueros para todos y 2 afeitadores

12 camisas y 4 enaguas para F. (su mujer) y un pantalón

11 idem y 4 idem para M. (su hija)

17 pares de calzetas para J.

12 pares de medias de lana y 6 de algodón para F. y M.

5 mantas caseras, cuatro en buen uso y una vieja

3 cobertores sin estrenar, blancos, 4 en buen uso, dos viejos y uno para el aparejo

2 mantas de aparejo, una en buen uso y otra vieja

5 jergones de tela, 2 en buen uso y 2 deteriorados y un somier… y uno nuevo

15 almohadas de lana

3 colchones (de lana) en buen uso

2 cobertores de algodón

3 toallas nuevas”

Texto nº 2. Última página del Libro de Registro Escolar.

“18 junio 1944. Mudé camisa, calzoncillos, corte de pelo y barba

9 julio            Mudé camisa y calzoncillos

28 julio            corte de pelo y barba

31 Mudé camisa y calzoncillos

16 de agosto. mudó las sábanas de la cama.

20 Mudé  camisa y calzoncillos

3 Septiembre        idem.

24 idem.

22 Octubre             idem

26 Nbre.                 idem

12 Dbre.         Mudó una sábana y dos almadas de la cama

25  Dbre         Mudé calzoncillos y camisas

28 Enero 1945. Mudé   idem.

25 Febrero        Mudé   idem   y una sábana u dos almo…

28 Marzo          Mudó una sábana de estopa como la anterior

2  Abril          Mudé camisa y calzoncillos

25                   Mudé sábanas y camisa

15 Julio          mude camisa y calzoncillos.”

COMENTARIO.

El primer texto es una relación de ropa de casa. Salta a la vista que no es una casa normal, pobre y pequeña. Nuestro informante regentaba una venta ( en el kilómetro 93 de la carretera Benavente-Orense), y debía disponer de la ropa de cama necesaria para el viajero o comerciante de paso que quería pernoctar. Era la ropa para las camas “de escusa”, como así escribe en las otras listas de ropa de 1920 y 1925. La mayor parte de los arrieros que también paraban dormían en jergones de paja improvisados con sacos.

El ajuar personal de él, su mujer y su hija, probablemente sería más amplio que el de cualquier otro vecino: 15 camisas… 10 calzoncillos… 4 enaguas… 16 pares de calzetas (calcetines)…

Por último, destacamos algunos elementos significativos como la sábana “de acribar”,  “el paño de ofrenda”, los paños “afeitadores”, los “moqueros” (pañuelos), el “lienzo” (tela fina de lino), la “estopa” (tela basta de lino)…

El segundo texto del mismo paisano hace referencia al uso que hacía de la ropa y a su higiene personal. Podemos deducir que se cambiaba de camisa y calzoncillos aproximadamente cada mes, y su mujer ( pone expresamente “mudó” (ella), y no “mudé”) cambiaba las sábanas de la cama cada dos o más meses. La expresión que normalmente sale espontánea al leer este testimonio es: “ ¡Si esto hacía el maestro del pueblo, el ventero, el que tenía más posibles… cómo harían los demás!

La higiene personal correspondía al modo de vida. No se necesitaba estar muy limpio y arreglado para trabajar en el campo. Un informante actual, recordando aquellos tiempos decía: “…Te lavabas en una palangana. Ahí en una esquina tengo yo una donde me lavo todos los días. Afeitarse, una vez a la semana, los domingos. De bañarse, nada… sólo de rapaces íbamos al río…

Los sanabreses llevaban una indumentaria similar entre ellos y sencilla. El reportaje fotográfico que acompaña estas líneas así lo confirma. El modo de vestir normal de un sanabrés se basó durante muchos años en los productos que su economía ofrecía, la lana y el lino.

Hasta la mitad del siglo XIX la producción de lino era una de las labores más importantes. La creación de la carretera de Castilla a Galicia (“Villacastín-Vigo”) facilitó el comercio y el transporte, con lo que los sanabreses pudieron adquirir nuevos productos, y entre ellos otros tipos de tela alternativos a los obtenidos en la manipulación de la lana y el lino autóctonos (Nuestro informante tiene 10 calzoncillos de lienzo (lino) y 5 de punto. Su mujer y su hija 12 pares de medias de lana y 6 de algodón).

Haciendo una digresión etnológica, sugerida por el reportaje fotográfico, la ropa de vestir es un signo de lenguaje ecológico: manifiesta el aprovechamiento y la adaptación que se hace al medio en el que se vive (lino, cultivado en las tierras sanabresas, y lana, obtenida de las ovejas que pastaban en sus lameros y bosques). Y es un signo de lenguaje social porque el vestido diferencia o identifica. Nuestros paisanos se diferenciaban por el sexo en su indumentaria, pero no por su posición generacional. La presentación externa de un niño/a y la de un adulto eran parecidas. Lo confirman los componentes de la Misión Pedagógica a San Martín de Castañeda en 1935:  “…contra la boina (de los niños), el moño de las niñas (con el pañuelo en la cabeza), los zapatos de madera herrada y las sayas y refajos hasta los pies emprendemos una lucha sorda, persuasiva…

El hombre (el niño, el mozo y el adulto) vestía un traje de “pardo”, tela hecha de lana: pantalón y chaqueta con chaleco interior. Llevaba una camisa de lino muy amplia y larga. Cuando el frío lo requería, añadían alguna prenda de lana. Cubrían también sus pies con calcetines de lana (“calzetas”) y los protegían del agua con los “cholos”, botas de suela de madera y cuerpo de cuero. Para las fiestas tenían botas hechas por un zapatero. Cuando las botas se rompían eran aprovechadas para remendar o hacer unos “cholos”. El vestido de fiesta era igual que el de diario, aunque más nuevo o mejor conservado. También podían disponer de una capa de “pardo” que servía como abrigo en las rondas de las frías noches sanabresas. Cuando nevaba, algunos protegían los “cholos” y los bajos del pantalón con una piel de cabrito atada desde la rodilla a los pies. La ropa interior era de lino (“lienzo”), como las camisas.

La mujer (la niña, la moza y la mujer adulta) llevaba permanentemente un pañuelo en la cabeza (algunas hasta para dormir). Era una tela negra, cuadrada, doblada en forma de triángulo, que ponían sobre la cabeza atándola en la parte posterior del cuello o sobre la frente, de modo que cerrase bien el pelo y enmarcase la redonda cara de la mujer sanabresa. Relataba el padre César Morán: “ Se ven trajes masculinos y femeninos de paño casero grueso y sin teñir ( el “pardo”), del color nativo de la lana… Da pena ver a las muchachas de aquí pasar calzadas con pesados zapatos que tienen el piso de madera y hacen gran ruido por las losas de la calle… Las mujeres… visten chambra, mantón cruzado ante el pecho, mandil, saya remendada y pañuelo arriba atado a la cabeza.” La mujer vestía camisa de lino ancha y larga, la “chambra”, más o menos adornada en puños y cuello según fuera o no de fiesta. Utilizaban sobre la camisa un justillo ( jubón, corpiño), y sobre éste llevaban un manteo de lana cuyas puntas cruzaban sobre el pecho para atarlas a la espalda. Cubrían sus piernas con calcetines o medias de lana y largas “sayas” de paño o lana de diversos colores. La “saya” era una pieza que daba dos vueltas a la cintura de la mujer cayendo casi hasta los pies. Sobre la “saya” siempre llevaba  un mandil, prenda de gran valor práctico para llevar o esconder cualquier cosa, y para proteger la “saya” de la suciedad que ocasionaba el trabajo en el campo y con los animales. Los “cholos” eran también su calzado habitual, y, como en el caso de los hombres, en los días de fiesta calzaban botas hechas por un zapatero. Utilizaban como prendas interiores refajos, enaguas y “los faldones de las camisas”.

Cerramos este comentario con tres citas del Libro de Caja de la Venta de nuestro magnífico informante que dejó anotadas algunas de las prendas anteriores:

14 de junio de 1913, debe 5.30 reales, rebajados por la hechura de chaqueta, chaleco y chambra de los chicos...” “8 de octubre de 1914… recibí 5 reales de la hechura de los pantalones y 1 real de la compostura del jubón… Recibí la hechura de un manteo.” “ 21 de marzo de 1919… más 42 reales que le presté para la saya...”

Juan Manuel Rodríguez Iglesias.




Deja un comentario

Categorías