Posteado por: lenguajesculturales | octubre 2, 2010

El lino, la patata y otros productos de regadío de las cortinas y los huertos sanabreses. Sanabria. Guía cultural


El lino, la patata  y otros productos de regadío de las cortinas y los huertos sanabreses.

Los dos productos que servían de materia prima para hacer la indumentaria personal y el ajuar textil de la casa eran el lino y la lana (27). La tradición del aprovechamiento de ambos se remontaba a los pueblos que habitaron estas tierras antes de la llegada de los romanos. Los restos arqueológicos de los castros cercanos al municipio y del castro ubicado en él así lo atestiguan (fusayolas de pizarra de posibles telares caseros).

El lino se cultivaba en huertos y CORTINAS, los mejores terrenos de regadío. Las CORTINAS se medían en HEMINAS DE LINAZA, aunque en ellas pudieran cultivar otros productos de regadío como las patatas y hortalizas. La  forma de medir estos terrenos indirectamente confirmaba que el lino era la planta de regadío por excelencia, antiguamente la m s habitual, y una de las más importantes dentro de las economías particulares (28).

Aclaremos que las tierras de PAN eran medidas en HEMINAS DE SEMBRADURA, o también  en CARROS DE PAJA. Los prados se medían en CARROS DE TERRON. Todas estas medidas se subdividían en PIES DE TERRENO o ESTADALES.

El cultivo del lino necesitaba un cuidado especial por parte del labrador. La tierra tenía que estar preparada mejor que para ningún otro producto agrícola. El proceso que seguía la planta hasta convertirse en CARUEZO u ovillo de hilo dispuesto para el telar requería muchas horas de trabajo y de sabia tradición.

Sembraban la linaza, la semilla del lino, en mayo. Decía un refrán: «Truena en mayo, siembra el lino en altos y bajos» (29).

La tierra se araba y abonaba como cualquier otra CORTINA. A continuación la ENLLOMBABA. Esta labor consistía en preparar la tierra en LLOMBAS separadas por EMBELGAS. Las LLOMBAS eran franjas de terreno limpias de piedra y broza donde nacería el lino. Las EMBELGAS eran los surcos donde se retiraban esas brozas y BARRUECOS que salían de las LLOMBAS al acondicionar y abonar la CORTINA antes de sembrarla. Las LLOMBAS quedaban «lisas, no se debía notar que se habían abonado«. Sólo así la CORTINA estaba dispuesta para poder sembrar la linaza (30).

«Todo se empieza a hacer en primavera, cuando ya la tierra empieza a estar m s ligera, que se puede mover… la tierra de las cortinas se va levantando para que se airee, y después de cada labor de arada hay que degradarla. Cuando le echas el abono lo acubres y le vuelves a dar otra labor, y asíi dejas ya la cortina de lino por un tiempo, y mientras pues te dedicabas a las tierras de pan o a las cortinas de patatas. Luego se sembraba el lino, que es lo primero que se siembra. La tierra había que dejarla como harina cernida, porque no podía tener ningún barrueco, ni hierba ni nada. Al final, en la última labor, tenías que poner el degrade con los dientes para arriba y degradar la tierra sólo con la pella del degrade para dejarlo todo lisito. Sembrabas el lino, la linaza, y lo acubrías con el arado pero sin reja, directamente con la madera, para eso tenía que estar la tierra muy esponjada para poder hacerlo así. Sembrabas la linaza muy junta, muy junta, a manta, a puñaos. Si la finca era pequeña pues todo el trabajo en vez de hacerlo con el arao lo hacías con guinchas.» (Terroso. Laura)

Los cuidados posteriores a la siembra iban encaminados a preparar el riego de la CORTINA.

Bastaba un poco de humedad para que brotase el lino. Este hecho se reflejaba en un dicho popular repetido con numerosas variantes según el informante que lo recordaba.

«Dicen que regañaron el centeno y la linaza, y le decía el centeno a la linaza:  – Presumida, que a los ocho días estás nacida. Y a esto le contestaba la linaza: – Calla tú, grano, granón, que te llevas un año bajo el terrón.» (San Martín. Varios) (31)

La pequeña planta requería nuevos cuidados nada más nacer. Había que MONDARLA (32).

«Cuando estaba recién nacido el lino las mujeres se tumbaban en la cortina y limpiaban todas las hierbas. Cuando terminaban quedaba el lino todo aplastado, como si se hubiese revolcado un burro, pero al día siguiente estaba todo de pie. Se le quitaban las hierbas malas de alrededor, esto era mondarlo, no podía tener hierbas alrededor porque si no, no valía para nada.» (Terroso. Santiago)

«Al mondar el lino no le pasaba nada porque doblaba para todos los lados. Cuando granaba sí, se partía o se estropeaba, pero antes no. Quedaba todo el lino tumbado por el suelo después de mondarlo, pero al día siguiente estaba otra vez de pie. Decían que al lino le pintaban bien las faldas, que le sentaban bien las faldas, porque eran las mujeres las que se tumbaban en el suelo a mondarlo, a quitarle las hierbas.» (Terroso. Laura)

Después de MONDARLO el lino crecía hasta que salía la flor.

«En el momento en que criaba la flor se le daba un riego, y a los quince días o así otro riego para que hiciera la baga. Y ya no se volvía a regar más que dos veces. Después se dejaba el lino hasta que se le caía la hoja, que le llamábamos el luelmo. ­¡Que ya se está cayendo el luelmo! Decíamos.                    No tenemos más remedio que ir a arrancar el lino. Y así lo hacíamos esto en agosto.» (Terroso. Ti Encarnación) (33)

La planta del lino era mimada por el agricultor, al igual que lo fue la tierra donde había sembrado la linaza. En agosto, después de que se cayera la hoja, arrancaban la planta «con raíz y todo»

Después de arrancarlo comenzaba una nueva etapa de trabajos encaminados a lograr el CARUEZO de lino. La planta se curtía, machacaba y desbrozaba hasta lograr de ella la fibra más fina (34). Estas labores estaban repartidas a lo largo del año, según pudiera cada vecino, aunque también originaban situaciones comunitarias de grato recuerdo: los chavales quemaban el TASCO por las calles divirtiéndose en las tardes de otoño, o los mozos y las mozas PLATICABAN en el FILANDAR durante las noches de invierno.

«Después de arrancado se ponía en medas en la finca, en la cortina, para que le diera el sol, con la rama para dentro. Se ataba luego en fejes y se llevaba luego para la era, donde se ripaba con un ripo. Esto consistía en sacarle la grana y dejar a parte la planta, que luego se amontonaba en pequeños manojos de hebra de lino, los llagadeiros.» (Terroso. Santiago)

«El ripo es como un peine y colocas la planta en medio y tirando de la planta uno de un lado y otro de la otra, pim, pam, pim, pam, a ripar, que es quitarle la grana al lino. La grana caía toda para un lado y para el otro, y hacías un montón muy grande de grana. Y el tronco del lino lo cogías y hacías gavillitas pequeñitas, llagadeiros, y los llevabas al río.» (Terroso. Laura) (35)

Dejamos por un momento el proceso que seguían los LLAGADEIROS cuando se llevaban al río, y vemos  lo que se hacía con las bagas que se habían RIPADO.

«Mientras el lino está en el río, pues la baga la dejas amontonada un día, que se vaya cociendo un poco, pero no más, porque se pudre… como quedaba con el luelmo, la hoja, pues si no lo echabas al aire se cocía, se pudría, con el calor se calentaba la linaza y se te estropeaba. Todo esto en la era. La linaza te podía quedar muy negra, por eso no la podías dejar más que de un día para otro. Entonces al día siguiente la cogías con un cubo y la echabas al aire, ponías una manta trapera debajo y echabas la baga al aire. La ponías luego en mantas donde más diera el sol, y tenías que tener mucho cuidado que no te la comieran las gallinas, ni los p jaros, que los pájaros eran ciegos a la linaza. La linaza viene dentro de la baga. La baga es como un garbanzo, y dentro de ella está la linaza. Luego que la tiendes al sol, la baga sola se abre al sol, como un pellizo de castaña, pero chiquitita, se abre ella sola y saca diez o doce granitos. El sol la abre toda de seguida. Se cogía la linaza para sembrar y luego lo restante lo vendías, porque la linaza era muy apreciada, te venía la gente a comprarla. Y tú te quedabas con una o dos heminas, lo que tenías para sembrar. Y la linaza ya la cogías con unas zarandas, la movías, era como una criba, de piel de burro agujereada. Había un acertijo que decía:

Entre palos fui criado,

de un animal nacido,

el que no sepa mi nombre,

para que lo sepa esCRIBO.

Pues, eso, la cribabas bien la linaza, que te caía para abajo y en la zaranda, en el cribo quedaba la baga. Si había alguna baga todavía cerrada pues la volvías a poner otra vez en una manta al sol, en una manta trapera o en una sábana vieja. Luego la linaza la vuelves a pasar por otro cribo de alambre fino por si te quedaba alguna broza entre la linaza. Ahora lo que caía abajo era la broza y los granitos redondos como cañamones quedaban arriba. La linaza abortada era la que se rompía y caía abajo, era la que estaba vacía por dentro, por eso se rompe. Una vez cribada, la medías y la guardabas. La linaza te valía también, no era sólo para vender o para sembrar, también valía por si se te ponía una vaca mala, y le cocías un poco de linaza y se ponía buena; y si querías que engordara le dabas también linaza cocida, ¡menudo alimento! . Luego se guardaba en sacos o en calderos.» (Terroso. Laura) (36)

Aprovechaban la linaza para sembrar al año siguiente, y lo que sobraba se vendía o lo utilizaban para cebar a los animales y hacer COCIMIENTOS DE LINAZA en caso de enfermedad (37).

El tallo de lino RIPADO se había llevado al río (38). los LLAGADEIROS, como así se llamaban los fejes RIPADOS de lino, permanecían ocho días en la corriente para COCERSE en sus aguas, para curtirse.

«Se llevaban al río y se dejaban en presillas, poniéndolos bajo piedras. El lino se pasaba ocho días metido en el agua, dependía del tipo de lino. Pero las mujeres iban al río, sacaban la prueba, un  trocito de uno de los tallos, lo abrían y lo dejaban secar un poquito, y luego de que seco lo miraban entre los dedos a ver si estaba a punto de hebra.» (Terroso. Santiago)

Los LLAGADEIROS de lino se volvían a traer a casa para seguir un nuevo proceso.

«El lino lo traíamos del río, lo teníamos que encopar, ponerlo en hacicos y tenderlo para arriba.» (Terroso. Ti Encarnación)

«Entonces ya sacas el lino del río y lo traes en el carro, y lo dejas escurrir, que se escurra todo el agua, y lo traes a la era, o a un prao, o sea, en sitios donde no te lo anduvieran los animales. Y lo  pones en copitos, como copas, es encopar el lino. Haces un copal y lo dejas secar seis u ocho días, depende de cómo venga el tiempo, si viene con mucho sol o viene con poco. Coges, lo atas luego, y lo metes todo en un feje, cada dieciséis copitos era un feje.» (Terroso. Laura) (39)

Después de ENCOPARLO y hacer los fejes, ya no se hacía un trabajo continuado con el lino. Los siguientes pasos del proceso no imponían la urgencia de las labores anteriores. Con la linaza guardada y los LLAGADEIROS secos y en fejes, el trabajo de esta planta se alternaba con las actividades del otoño, y se alargaba durante el invierno. Los sanabreses tenían que MAJAR  a mitad de agosto, sembrar las tierras de centeno en septiembre, arrancar las patatas y recoger las castañas en octubre, y si quedaba algún hueco en la jornada empezaban a MAZAR los fejes de lino.

«Luego había que mazar el lino con una maza» (Terroso. Ti Encarnación)

«En la era o en una casa se mazaba con un palo grande. Se quedaba machacado y luego se ataba otra vez en fejes.» (Terroso. Santiago) (40)

«De que estrujao bien estrujao todo de alante atrás con la maza de madera, de que bien estrujao lo atas con unas hebritas de lino, era atar la malladeira.» (Terroso. Laura) (41)

Del feje de lino mazado sacaban la MALLADEIRA, que más tarde era ESPADADA.

“Ya en el invierno, de que acababa la sementera y arrancabas las patatas, pues coges de noche, o de día si nevaba, y coges y lo espadas, con una espada de madera sobre una tabla de canto, de punta para arriba que se llamaba la citeira o ceiteira, fiteira o feiteira. Es una tabla larga que se asentaba sobre otra más gruesa, y con la espadiella, la espadilla, le das y le das y le quitas al lino los tascos. El tasco es lo que se machaca, lo que pierde el lino. No se utilizaba para nada, ni para abono. Se quemaba por las calles, los chicos que no ten¡an nada que hace lo quemaban y se divertían. ¡Uy!, había que tener cuidado porque a veces te llevaban hasta las malladeiras con el tasco. Se pasaban mucha juerga echando los tascos a lo alto ardiendo. Luego el lino bien espadao lo atas y lo haces cerros pero cerros muy bastos. Lo retuerces un poco y quedaba curioso y doblado en un cesto.» (Terroso. Laura) (42)

MAZADO y ESPADADO, la siguiente operación consistía en SEDARLO (43).

«Y luego en la cocina lo pasabas por un sedero, que es una tabla con muchas púas de acero, y se rasca hasta que queda fino completamente. En el sedero salían unos tascos que ya se aprovechaban. Con la hebra estropeada, lo que se enredaba, se hacía un tasco gordo, y luego de que vas peinando más y más te sale un tasco fino. El tasco gordo lo volvías a mazar bien mazado y lo hilabas para hacer mantas traperas. Sacabas tres tipos de lino, porque luego sacabas el puro lino, la pura hebra de lino. En el sedero sacabas el tasco gordo, el tasco fino, y luego te quedaba la pura hebra de lino auténtico, como la seda. Esto era lo que liabas a la rueca y luego hilabas.» (Terroso. Laura)

Los CERROS de lino se hilaban a continuación con la rueca y el FUSO (44).

«Lo hilabas con el huso, el fuso que decían. El cerro de lino, ya fuese el gordo o el fino, según lo que estabas hilando, lo cargabas en la rueca, lo envolvías en la parte de arriba de la rueca, donde estaba abierta. Había también quien lo ataba con una correa en vez de liarlo. Luego vas tirando de la hebra y por medio del fuso hacías el hilo de lino. Había que escupir para retorcerlo, muy retorcido el lino, el lino tenía que ir muy retorcido.» (Terroso. Laura)

Para hilar el lino con el FUSO y la rueca las mozas y las casadas gastaban mucha saliva en las noches de invierno. Decían que había mujeres a las que «se les disipaba el estómago» de tanto ensalivar hebras de lino. Para tener la boca constantemente húmeda chupaban una castaña pilonga.

Este era el contexto de uno de los hechos comunitarios más importantes del municipio de Terroso, el FILANDAR. Era una reunión nocturna invernal de las mozas del pueblo para hilar lino en común dentro de una cuadra, a la que, naturalmente, acudían los mozos (45).

Hilado el lino se ENSARILLABA para hacer madejas, MAZAROCAS o MAZARUECAS. El SARILLO era un instrumento de madera que consistía básicamente en dos piezas, unas aspas en cruz, cuatro brazos, y un soporte sobre el que daban vuelta las aspas. El lino se ENSARILLABA, lo hacían madejas, pasándolo por los extremos de las aspas (46).

Posteriormente el lino hilado en MAZAROCAS se cocía en calderos. Para ello utilizaban BORRALLO, ceniza fina de roble, que, disuelto en el agua donde cocerían el lino, lo esponjaría y blanquearía, dejándolo definitivamente listo para el telar.

«Después se cocía con ceniza, con la flor de la ceniza de roble, colada después, sin carbones, como si fuera harina. Se metían las madejas de lino en grandes calderos de cobre. Primero se ponían pajas en el fondo de la caldera, y luego las madejas de lino.» (Terroso. Santiago)

«Una vez cocido, le quitabas la ceniza más gorda en un prao, para que la ceniza fuese para el prao, ya sabes que la ceniza es buena para los praos, y luego las madejas las tendías al sol y las regabas. Y de tanto regarlas el lino se quedaba blanquito…pero aún no era suficiente.» (Terroso. Laura) (47)

Una vez secas las madejas se colocaban en la DEVANADERA, un instrumento compuesto por dos piezas, como el SARILLO, con un soporte macizo de madera a modo de trípode o base, sobre el que iban dos aspas en cruz unidas en el eje central y en los cuatro extremos de las aspas por varillas de unos cuarenta centímetros. En ella colocaban las MAZAROCAS y las deshacían formando los CARUEZOS (48).

«Poníamos las madejas en la devanadera, para devanar y hacer caruezos para llevarlos al telar a hacer los lienzos.» (Terroso. Ti Encarnación)

«De que sacas las madejas las devanabas y las hacías un ovillo, un caruezo. Había que llevarlo hecho caruezos al telar. Se ponía una boyaca dentro para que el caruezo saliese redondo, y luego al telar.» (Terroso. Laura)

Aquí terminaba el ciclo por parte de aquel vecino que no tuviese telar, ya que el siguiente trabajo lo hacían fuera de de casa. El desarrollo de los trabajos del lino podría durar un año, desde el mes de mayo que se sembraba hasta el mes de mayo del año siguiente en el que se enviaba al telar.

«¡El lino daba muchísimo trabajo!» (Terroso. Laura)

Los CARUEZOS de lino se llevaban a los telares que había en el municipio o a los telares de los pueblos de Sanabria que tuvieran fama por su buen hacer (49).

«Había telares en San Martín, en Terroso no los recuerdo. Los tenían en San Martín la tí Tronza, Fabiola, Petra Nieta, Pablo Pechuga…» Terroso. Santiago)

“Aquí había gente que los llevaba a Cervantes. En San Martín también había telares, pero decían que no los apretaban suficiente para hacer el lienzo. En Terroso también los hubo, pero ya no los conocimos.» (Terroso. Laura)

El tejedor hacía los metros de lienzo que salían de los CARUEZOS entregados. Las piezas de lienzo, una vez tejidas, volvían a sus dueños. Estos las extendían y humedecían para blanquearlas.

«Luego de que lo llevabas a tejer al telar, cuando venían las piezas de lino, tenías que tenerlas ocho o quince días al rocío y regarlas todo el día, de noche y de día para que cogieran blancura.» (Terroso. Laura)

Los lienzos se aprovechaban según las necesidades de los vecinos. El lino era producto básico para el ajuar textil de una casa; la lana ofrecía menos posibilidades.

«La lana sólo era para el pardo, la lana no valía para hacer sábanas y camisas.» (Terroso. Ti Encarnación)

El lienzo de lino fino se utilizaba para hacer paños y sábanas, prendas interiores y camisas. El lienzo de lino gordo para hacer sacos y mantas traperas (50).

«El lino del tasco fino era para hacer las camisas de los hombres y las mujeres, y s banas finas, y lo que hiciera falta. Luego se mandaba otro tipo de lino al telar para hacer paños de las mesas, o para el campo, para cuando se ponía en las comidas de las majas, unos paños muy bonitos de alemanisco (alabanisco), es que hacían un dibujo muy especial los telares (51). Se hacía todo lo que se necesitara para vestir. Luego se pagaba por la compostura, tanto al pagar los lienzos en el telar, como la compostura de los trapos o las camisas que te hacías para vestir con los lienzos traídos del telar: s banas, camisas, calzones, paños, todo lo que necesitaras para vestir. Hay quien luego teñía con el hollín de las chimeneas, para hacer refajos por dentro, refajos de las mujeres.» (Terroso. Laura)

El cultivo del lino era uno de los más tradicionales en este municipio sanabrés. No sólo era casera la producción de lino, sino también lo era la fabricación de los instrumentos que

empleaban para obtenerlo. Todas las casas disponían de RIPO, MAZA, FITEIRA y ESPADIELLA, de SEDEIRO, RUECAS, FUSOS, SARILLO y DEVANADERA; incluso algunas también tenían telar (52).

Con el lino y la lana los sanabreses se autoabastecían para resolver la necesidad básica del vestido. Eran los dos productos que podían conseguir en el medio donde vivían, un aspecto más, un conjunto de signos, de la respuesta adaptativa de esta comunidad sanabresa.

Los restantes productos de regadío: patatas, repollos, habones, judías, garbanzos, nabos…

Las cortinas y los huertos, cercanos a las casas, eran los lugares propios de cultivo de estos productos de regadío TRIMESINO. Las patatas también se sembraban en fincas relativamente apartadas del pueblo, a veces en terrenos de secano, pero el repollo, las judías y los garbanzos sólo se cultivaban en los huertos del interior de cada pueblo. Las mejores tierras de regadío eran precisamente las que cimentaban el núcleo poblacional. Eran terrenos muy divididos, de tal modo que en el TRIMESINO se formaba un variopinto mosaico de tonalidades verdes por la diversidad de productos que sembraban los sanabreses en los numerosos PIES de terreno que poseían en las zonas de CORTINAJE. Zonas como los huertos del MAYORAZGO, EL CANCILLO o LA CHARRELA en Terroso son un ejemplo de la múltiple división que sufrían estos terrenos FUERTES e inmejorables para sembrar los SEMENTIJOS (53).

«Las patatas, las habas, los garbanzos, el lino, el repollo en el repollar, el nabal con los nabos… esto era lo que m s se cosechaba de regadío.» (Terroso. Laura)

«Los productos de regadío eran la patata, el garbanzo, habas, habones, remolacha, repollo, nabos… tomates, pimientos, cebollas… Lo más habitual era la patata, la judía, garbanzos, repollo, remolacha y nabos. El maíz no hace mucho tiempo que vino…» (San Martín. Varios)

Si nos centramos en los años cercanos al final del siglo XIX y principios del XX, los productos que obtenían los sanabreses se reducían a la patata, el repollo, la judía, el garbanzo y los nabos principalmente; los demás o no eran habituales o fueron introducidos recientemente, como el maíz y la remolacha.

La patata.

La patata no ha sido un producto tradicional en Sanabria como lo era el lino, ya que, como sabemos, procede de América, por lo que hasta después del siglo XVI no entró en nuestro continente. La patata llegó a Sanabria después de 1752, año del Catastro de Ensenada donde no se menciona este producto, y con seguridad antes de 1875, fecha en la que el Diccionario de Madoz lo describe entre los productos importantes de los pueblos sanabreses.

Algunos vecinos tenían una historia concreta sobre la llegada de la patata a estas tierras (54).

«Antes de venir la patata se comían castañas y dicen que hasta ortigas… Dicen que vino un señor de Portugal y trajo patatas con mucha etiqueta, en un sombrero se las trajo a un cura que había aquí en Terroso. Esto se lo oí contar al cura viejo, a Don Magín, no al que murió antes que Don Francisco, sino a otro anterior a Don Magín que también se llamaba Don Magín y era tío suyo. Pues decía que lo traía con mucha etiqueta, en un sombrero, desde Portugal. Era como un regalo porque no se conocían. ¨Cómo se las arreglarían antes para no conocer las patatas? Después comieron las patatas y sembraron las mondas, y nacieron de las mondas otras, se ve que cortarían gordo, porque el  portugués les dijo que si sembraban todo eso, todo eso  que les daría… De ahí viene la nacida de patatas en Sanabria. La primera patata que se conoció aquí la trajo un portugués.» (Terroso. Ti Encarnación)

El relato parece estar entre el hecho real, la exposición de un hecho histórico, como fue la llegada de la patata a Sanabria, y la leyenda, el relato de un hecho perdido en el tiempo que da razón de por qué existe algo considerado muy importante en la comunidad donde se cuenta. «Antes de venir la patata dicen que comían castañas y hasta ortigas… ¨ ¿Cómo se las arreglarían para no conocer las patatas?» Este relato ayuda a sopesar la importancia de la patata en la economía de los sanabreses. El pan era el primer producto más apreciado en la alimentación diaria, el segundo la patata.

La aceptación de este alimento tan propio para las personas y para cebar a algunos animales como los cerdos fue rápida, hacía tan sólo un siglo que habían empezado a cultivarla. Era una alternativa al centeno, por lo que repercutió en beneficio de una mayor calidad en la alimentación de los sanabreses.

La patata se empleaba diariamente en el CALDO, un cocido de patata, repollo y sustancia de grasa o carne de cerdo. La cosecha duraba en bastantes casas sanabreses hasta que se volvían a recoger al año siguiente. Procuraban sembrar las cortinas suficientes para consumir durante todo el año. Era un producto que mejoraba las posibilidades de las judías y los garbanzos, cosechados en menor cantidad y con menor rendimiento que este tubérculo (55).

La patata redujo de algún modo el consumo de centeno, así se hacía durar m s la cosecha de grano, ya que el tubérculo ayudaba y sustituía, en parte , el uso intensivo del pan o del salvado en la dieta diaria, por ejemplo, con las sopas de pan y patatas de la mañana o de la noche, mencionadas por nuestros informantes.

La castaña, antes de la llegada de la patata, seguramente también era plato habitual de los sanabreses, cocidas, asadas o condimentadas como SOPA o AGUA de castañas. Nuestros informantes conocieron la castaña como sobrecena o complemento de la alimentación diaria, alimento de segundo orden: castañas asadas en calderos o latas preparadas para ello, castañas cocidas, MAMOTAS, pilongas o crudas.

La patata colaboraba de modo muy importante para cebar a los cerdos, e incluso para alimentar esporádicamente a ovejas, cabras y vacas. La introducción de este producto ayudó a la desaparición de la VECEIRA DE COCHINOS. Los vecinos juntaban sus cerdos en VECEIRA cuidada por un vecino contratado. Los sacaban durante el día a comer lo que encontraran en los campos comunales del municipio. Como no podían alimentar bien a sus cerdos, tenían que emplear este modo de completar la dieta diaria de estos animales difíciles de controlar. Comerían bellotas, castañas, espigas perdidas y algunas hierbas, y sus dueños los alimentarían con salvado de centeno, hojas de negrillo, LEITARIEGAS y nabos. Con la llegada de la patata, que se utilizaba en algunas casas para la ceba del cerdo desde octubre a diciembre, se redujo la necesidad de sacar los cerdos fuera de la cuadra porque cada vecino tenía suficiente alimento para cebarlos.

«La patata, de siempre, hemos conocido la patata negra. Ahora vino otro tipo, pero antes siempre era esa negra.» (San Martín. Varios) (56).

«Yo conocí siempre las patatas, me crié con ellas. Los padres eran los que nos enseñaban a nosotros a trabajarlas y ayudarles a sembrarlas.» (Terroso. Andrés)

El cultivo de la patata y su cosecha era un trabajo individual. En los pueblos de la vecina Galicia se hacían labores comunales en este cultivo. En Sanabria parece que cada vecino era él solo el responsable de su buena cosecha de patatas.

«La patata se sembraba en abril y mayo, o en junio, se podía sembrar hasta tres veces…» (San Martín. Varios) (57)

«La patata se empezaba a sembrar en marzo o en abril, y en mayo o en junio, entre estos meses se sembraba. Eran tempranas o seruendas. Las tempranas a últimos de marzo o en todo abril. Luego las de terrenos fuertes en mayo, y si venía mal tiempo, las de terrenos fuertes se sembraban también en junio, antes de san Antonio, por ejemplo.» (Terroso. Andrés)

“Las patatas de terrenos secanos se sembraban por  marzo o abril, para que agarraran luego m s gracia, que era cuando llovía… La hierba y el pan se crían con las nubes de san Juan… porque es cuando llueven tronadas y aguaceros, y ya, entonces, agarraban esa gracia y se criaban.» (Terroso. Andrés)

La cortina se preparaba como cualquier otra tierra de cultivo: arar, degradar y abonar. Si la finca era un huerto pequeño las mismas labores se realizaban con una azada y con una guincha.

«Se abría el terreno con araos o con guinchas y se le echaba abono. Se degradaba para extender el abono y luego era cuando se sembraban.» (Terroso. Andrés)

«Las patatas había que escogerlas para sembrarlas. Si eran muy grandes, a lo mejor las cortabas en tres pedazos…» (Terroso. Santiago)

«Para sembrarlas tenían que estar esgrilladas, que la patata que sembrabas o el trozo de patata tuviese grillo, el ojo por donde sale el tallo de la planta. Normalmente había que sembrarlas con un trozo cortado y no enteras.» (Terroso. Prudencia)

«Cuando estaba preparada la tierra, igual que la anterior, la que se prepara para el pan, pues igual se hacía en la de patatas o la de judías. Coges la pareja de que está preparada la tierra, haces los surcos, y detrás vas sembrando, a una distancia de dos cuartas, una patata. La patata pequeña, pero si es grande la tienes que partir. La siembras un surco sí y otro no, para que luego tengas tierra que arrimarle.» (Terroso. Laura) (58)

¿Qué labores posteriores requería su cultivo?

«De que empezaban a nacer se degradaban, y luego se cavaban y se araban. Se les pasaba el degrade de que nacían. Si eran ya mayores y no se podían arar, se cavaban y así las ibas ennegrillando a cerca de que pudieran valer. Y luego de que laboriadas y cavadas y todo eso, si hacía falta regarlas y se podían regar, pues se regaban. Otras se dejaban sin regar porque no llevaban agua.» (Terroso. Andrés) (59)

«Cuando la planta de la patata tiene una cuarta, se cava. Hay que escardarlas con las guinchas, cavarlas, moverles la tierra. Entonces de que la patata ya va más grande, que tiene como cuarta y media, pues se acubillan o se aran: le vas arrimando la tierra de un lado a otro, que es acubillarlas, y queda un surco para luego meter el agua por el surco. De que la patata acubillada y que va secándose mucho la tierra, la riegas y la vuelves a regar. Se empieza ahora en agosto. Y si no llueve pues hay que regarlas ya en julio, esto las tempranas. Y luego de que va poniéndose la tierra dorada por arriba, un poco blanca, hay que arañarlas un poco por arriba, volver a escardar un poco. Todo esto con la azada.» (Terroso. Laura)

Pasado el verano, y la mayor parte de sus trabajos, arrancaban las patatas. Aunque la cosecha se hacía en octubre y noviembre, ya habían arrancado algunas patatas tiempo antes, porque las de la cosecha del año anterior se agotaban. Era DEBREXAR parte de una cortina (60).

«De que venía el tiempo de cosecharlas, las cosechábamos y apartábamos las mayores.» (Terroso. Andrés)

Algunos vecinos separaban las patatas grandes de las pequeñas. Las grandes para el consumo de la casa y las pequeñas para los cerdos y para sembrar al año siguiente.

«La patata temprana se arrancaba ahora, en agosto y en septiembre, la que no pues a últimos de septiembre y en octubre. Pero antiguamente hasta que no llegaba la fiesta de los Remedios no se arrancaba ninguna patata. Esto se hacía libremente no hacía falta ninguna orden del alcalde. De que terminabas la sementera empezabas a cogerlas. Apañabas también por esos días los ramajos del monte, bajabas los ramajos para las ovejas y entonces arrancabas las patatas, cuando la planta estaba seca, la había secado el hielo… Se arrancaban con las guinchas no se utilizaba el arao. Arrancabas las patatas y las echabas para atrás, para que les diera un poco el sol, después apañabas las menudas para un lao para dárselas a los cerdos, y las gordas para otro, y las metías en un cesto. Las echabas luego a un carro, le ponías paja por detrás. Para almacenar también echabas paja por debajo en la parte de la casa o del pajar donde dejaras las patatas.» (Terroso. Laura)

El carro para llevar las patatas estaba preparado con las CANCILLAS en los laterales y en la parte delantera de la EIJEDA. La parte de atrás se cerraba con paja. La acumulación y la urgencia de los trabajos del verano y del otoño, desde el mes de julio hasta octubre, impedían esta labor.

«Después de la sementera cogías las patatas, antes no te daba tiempo aunque quisieras. En junio la hierba, en julio la cosecha del pan, luego el acarreo, luego la maja en agosto, pero ¡ojo, ojo! que en el mes de agosto cuando venías de la siega y de acarrear ya tenías que arrancar el lino, y antes de las majas ya lo tenías que llevar al río… Y los garbanzos también se te secaban en agosto, y entre la sementera y eso pues tenías que recoger y desgranar los garbanzos, y coger la judía verde, los fréjoles, y la seca, las habas… y haber regado todo eso antes. También antes de las patatas tenías que traer los ramajos, porque ya la hoja empezaba a ponerse parda. Y al estar arrancando las patatas tenías que ir a apañar castañas, porque se te venían juntas las patatas con las castañas…» (Terroso. Laura)

En el cultivo de la patata habría que distinguir dos tipos de aprovechamiento final: el aprovechamiento de la finca donde se habían cosechado patatas, y el aprovechamiento del mismo tubérculo.

Había algunas fincas que podían utilizarse para dos productos alternativos. En agosto, una rastrojera que había sido utilizada para centeno podía convertirse en la finca de «el nabal del año«: en la misma finca se sembraban centeno y a continuación nabos. En octubre, una finca de patatas podía ser sembrada de centeno después de arrancar las patatas, la tierra quedaba preparada para el nuevo cultivo después de haber producido patatas (61). La alternancia de centeno-nabos y de patatas-centeno eran los pocos ejemplos que había en el municipio de aprovechamiento continuado del terreno. Los prados y las cortinas descansaban todo el invierno; las tierras de centeno un año completo. El único medio que tenían para recuperar las fincas era el tiempo de descanso y el abono producido por los animales. Si disponían de poca HACIENDA, pocos animales, las posibilidades de recuperación de los terrenos de cultivo eran m s reducidas y las cosechas más pobres.

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NOTAS

(27) Sobre el lino en Sanabria: Krüger (1925), páginas 243-263. Leandro Rodríguez (1983), página 73. César Morán (1986), páginas 49-50, 62. Jorge Dias (1953), páginas 212-213, 262-267.                Luis Cortés Vázquez (1954), lámina XIV.

Sobre el lino en la zona orensana de Viana del Bollo: Nicolás Tenorio (1982), páginas 51-56.

Sobre el lino en la zona zamorana de Aliste: Rivas Blanco (1986), páginas 159-161.

Sobre el lino en La Cabrera Alta: Casado Lobato (1948), página 147.

(28) Catastro de Ensenada (1752).

(29) Nicolás Tenorio (1982), página 50. Jorge Dias (1953), páginas 212-213.

(30) Nicol s Tenorio (1982), páginas 50-51. J.M. Alonso (    ), página 226.

(31) «Dicen que regañaban y le dice el grano a la linaza: – Cállate, María Remegida, que a los tres días de sembrada ya estás nacida. Y entonces le dice la linaza al centeno: – Cállate tú laratón, que llevas un año debajo del terrón.» (Terroso. Laura)

«La linaza a los tres días de sembrada la ves nacida. Una vez riñeron la linaza y el grano. Le dijo la linaza: – Grano, granón, que llevas un año bajo el terrón. Y le dijo el grano: – Oye, puta relambrida, que a los tres días ya estás nacida.» (Terroso. Ti Encarnación)

Otra versión la encontramos en J.M. Alonso (    ) página 226.

(32) Nicolás Tenorio (1982), página 51. J.M. Alonso (    ), página 226.

(33) Nicolás Tenorio (1982), página 51. J.M. Alonso (    ), página 227.

(34) Nicolás Tenorio (1982), página 51.

(35) Sobre el RIPO: Krüger (1925), páginas 246-247. Jorge Dias (1953), página 264. J.M. Alonso (), páginas 227-228.

Sobre los LLAGADEIROS: Jorge Dias (1953), página 262. J.M. Alonso (    ), página 227.

(36) Jorge Dias (1953), página 262.

(37) La linaza se empleaba como simiente para la siembra del año siguiente, como alimento para los animales, como purgante, para hacer aceite de linaza… J.M. Alonso (    ), página 228.

(38) Jorge Dias (1953), página 262. J.M. Alonso (    ), página 228. Nicolás Tenorio (1982), página 51.

(39) J.M. Alonso (    ), página 228. Nicolás Tenorio (1982), páginas 51-52.

Las labores que ahora se describen no tenían un tiempo determinado; se hacían cuando la mujer podía. Jorge Dias (1953), página 264.

(40) Nicolás Tenorio (1982), página 52.

Los rioneses manifestaban ser más comunitarios en esta labor: Jorge Dias (1953), páginas 262-263.

En Sanabria J.M. Alonso (    ), página 229.

Sobre la MAZA: Krüger (1925), página 247 y Jorge Dias (1953), página 264.

(41) J.M. Alonso (    ), página 229.

(42) Jorge Dias (1953), página 264, sobre ESPADELAS y FITEIRAS. También Krüger (1925), páginas 250-251 y J.M. Alonso (    ), página 229.

En la zona orensana de Viana del Bollo, Nicolás Tenorio (1982), página 56. La DILUBA al aire libre, la quema del TASCO en Terroso, página 52.

(43) Sobre el SEDEIRU: Krüger (1925), páginas 251-253. Jorge Dias (1953), página 264. Nicolás Tenorio (1982), página 56

(44) Krüger (1925), páginas 252-254. Jorge Dias  (1953), página 265. J.M. Alonso (    ), página 229.

(45) Sobre el FILANDAR o SERANO remitimos al apartado de este blog dedicado al FILANDAR dentro de la Guía cultural de Sanabria. Los términos FILANDAL, FILANDARE, SERANU, son descritos por Krüger (1925), páginas 254-256. J.M. Alonso (    ),  página 230. Nicolás Tenorio (1982), páginas 52 y siguientes.

(46) Krüger (1925), páginas 256,257. J.M. Alonso (    ), página 229.

(47) Krüger (1925), pagina 254. J.M. Alonso (    ), pagina 229.

(48) La DEVANADERA se denominaba URDIDOR en Rio de Onor. Jorge Dias (1953), pginas 265-266.

Sobre la DEVANADERA : Kr´¨uger (1925), páginas 257-258. Krüger recogió en Terroso los términos DOBILLO (ovillo) y CARUEZO, página 258

(49) «9 de Septiembre de 1928: Le llevé al tegedor F.L.M.(de Rosinos) 45 libras y media de hilarza para lienzo en limpio deducidas tres libras que pesaba el saco y la soga con que lo pesó por la romana grande, deven dar 76 pintas.

4 de Febrero de 1929: Me trajo ocho piezas, 64 tintas que pes¢ 42 libras, le dio F. 132 reales,                quedó deviendo 4 reales.

7 de Febrero 1929: Le llevó M. al tegedor 20 libras del lino, deducidas 2 del saco y la cuerda, y 29 de estopa, deducidas tres menos cuarterón de saco y cuerda, total en limpio 49 libras pesado por la romana grande. Me devolbió 38 libras en limpio 52 tintas y le dio F. 100 reales.» (Cuentas Terroso, 73)

Krüger (1925), páginas 258-263. Jorge Dias (1053), páginas 266-267.  Cortés Vázquez (1954), lámina XIII.

(50) De la estopa se hacían jergones, sacos, alforjas y mantas; del lino fino salían camisas, sábanas              y prendas finas, según testimonio recogido por J.M. Alonso (    ), página 229.

(51) El tejido de ALABANISCO lo menciona Moreno Feliú (1987) en un trabajo de campo realizado en Pontevedra. Era una tela para paños especiales, utilizados en ofrendas rituales.

(52) «Enero de 1921. Recibí 36 reales de la fitera, sarillo y debanadera.» (Cuentas San Martín, 81)

(53) Remitimos a la nota 11 de este mismo capítulo.

(54) José Luis Martín (1987), página 66.

Una historia similar a la de nuestra informante la encontramos en Jorge Dias (1953), páginas 214-              215.

(55) Leandro Rodríguez (1983), página 66.

(56) Jorge Dias (1953), página 215.

(57) «29 de Abril de 1931. Recibí un jornal, 12 reales, a sembrar patatas.» (Cuentas San Martín, 156)

(58) Jorge Dias (1953), página 215.

(59) Jorge Dias (1953), página 215.

«24 de Junio 1920. Recibí dos jornales a cavar patatas, 8 reales.» (Cuantas Terroso)

«13 y 14 de Junio 1933. Recibí… jornal y medio a cuerpo a cabar patatas.» (Cuentas San Martín, 162)

(60) «Las últimas lluvias han beneficiado grandemente los campos y han sacado del apuro a muchos labradores que consideraban perdida la cosecha de patatas (Crónica de Sanabria).»                EL HERALDO DE ZAMORA, 11 de Octubre de 1906.

“Octubre de 1931. Recibí los jornales de arrancar las patatas.» (Cuentas San Martín, 156)

«21 de Octubre de 1932. Recibí dos jornales arrancar patatas.» (Cuenta San Martín, 162)

«26 de Octubre de 1939. Recibí un jornal arrancar patatas.» (Cuentas San Martín, 164)

(61) «8 y 9 de Agosto de 1935. Recibí dos jornales al nabal.» (Cuentas San Martín, 171)

«11 de Agosto de 1930. Recibí 6 reales  de medio jornal a sembrar el naval.» (Cuentas Terroso, 64)

Jorge Dias (1953), página 213. José Luis Martín (1987), página 51.


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