Posteado por: lenguajesculturales | agosto 12, 2010

La casa, la cocina, la tarima, las cortes, la pallarega, la tinada… Sanabria. Guía Cultural.


Arca en el interior de una casa sanabresa

Casa y carro sanabrés de Ribadelago

LA CASA SANABRESA.

El término CASA no sólo se refiere al edificio donde habitaba el sanabrés, sino también al conjunto de todas sus posesiones, ya fuesen animales domésticos, fincas u otros bienes por medio de los que la familia vivía y trabajaba (1). La casa sanabresa  encerraba en sí un conjunto de lenguajes culturales que intentaremos desglosar.

La casa sanabresa: el edificio.

Sobre la casa sanabresa como edificio hay un magnífico estudio de Fritz Krüger al cual remitimos para conocer todas las formas de casa sanabresa que él encontró al comenzar la década de los años veinte del siglo XX, y los objetos (ajuar, mobiliario, utensilios, aperos de labranza…) que en ésta halló (2). Nosotros haremos una descripción de la casa sanabresa integrandola en el desarrollo de los lenguajes culturales.

La casa es un signo cultural del lenguaje ecológico. Se presenta a partir del aprovechamiento de los materiales que proporcionaba el medio donde vivía el grupo, la piedra y la madera en nuestro caso, y de la adaptación de éste al medio físico:

el sanabrés construía su casa con unas características determinadas, esto es, muros fuertes, pequeñas ventanas, de dos pisos, todo ello debido a las condiciones físicas y climáticas del entorno.

La casa sanabresa sufrió una importante transformación a lo largo de la última mitad del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. El tipo de casa que nos presenta el Catastro de Ensenada de 1752 era, por ejemplo, en los pueblos sanabreses de Terroso y en San Martín, mayoritariamente de un piso. Un tercio escaso de las casas de estos pueblos eran de dos pisos. Podemos suponer que fue en la mitad del siglo XIX cuando quedó homogeneizada la vivienda sanabresa tal como la hemos conocido en los últimos  decenios del siglo XX: de dos pisos, con la CORTE, la cuadra, abajo, y el piso alto como vivienda; con entrada exterior por una escalera con balconada; techada de CUELMO y, con el paso del tiempo, techada con losa de pizarra negra.

Durante el siglo XVIII todavía la mayor parte de las casas sanabresas eran de un solo piso, techadas  de CUELMO ( paja de centeno cosida con tiras del mismo material, BELORTOS, con una gran aguja de madera). Las casas que están detalladas en el Catastro de Ensenada  de los dos pueblos citados anteriormente parecen ser bastantes amplias (alrededor de 100 metros cuadrados), allí vivían los vecinos con su sencillo ajuar y los utensilios de labranza; también eran almacén de los diversos productos que tenían y el cobijo para sus animales: vacas, cerdos, ovejas y alguna caballería. Todo esto

tenía que caber en aquella casa de un solo piso. Krüger (1925) sospechó la existencia anterior de este tipo de casa primitiva según un modelo que encontró y describió en Ribadelago (3).

¿Por qué se transformaron las casas sanabresas de un piso en casas de dos pisos? ¿Qué  condiciones provocaron una nueva adaptación y la consiguiente creación de un nuevo signo de lenguaje ecológico?

Sugerimos una primera aproximación a estas preguntas al considerar la necesidad de nuestros vecinos de mayor espacio para el cultivo de hortalizas y productos de regadío, sobre todo, después de aparecer la patata en Sanabria. Esta podría ser una de las causas de la transformación de las casas de un piso, con muchos metros cuadrados de terreno, en casas de dos pisos, que utilizaban menos metros cuadrados de terreno. Los núcleos poblacionales sanabreses, en concreto Terrosos y San Martin, ocupaban las mejores tierras del municipio. La patata no se había extendido todavía por Sanabria en los años del Catastro de Ensenada. Un siglo después, el Censo de Madoz describía que los productos importantes de los pueblos de Sanabria (Terroso, San Martín, Cobreros, Requejo, Pedralba…) eran el lino, la patata, el centeno y otras hortalizas y legumbres (4). La necesidad de más terreno de regadío para hortaliza, legumbre y patata favoreció que los sanabreses ocuparan menos espacio para edificar su casa, o sea, hicieran de modo generalizado casas de dos pisos (5).

La estadística de las casas del municipio en estos siglos refleja la transformación que comentamos. La típica casa sanabresa que hoy conocemos, perfectamente descrita por Krüger (1925), fue una construcción  que apareció entre los siglos XVIII y XIX (cuadros 10 y 11).

A partir de 1860 hay una cierta correlación entre las casas de dos pisos y las casas habitadas (cuadros 10 y 11), ya que los vecinos vivían en la casa típica de dos pisos; y , a la vez, también hay una cierta correlación entre las casas de un piso y las casas no habitadas, o sea, PALLAREGAS en su mayoría. Probablemente muchos vecinos tenían todavía en el mismo edificio el almacén de hierba y RAMAJO para el año. A partir de 1930 las casas deshabitadas y de un piso eran tan numerosas como las casas  de dos pisos, lo que indica la total separación entre la vivienda y la PALLAREGA, el almacén de la hierba seca. También en el número de casas deshabitadas hay que tener en cuenta las que dejaban los emigrantes.

Pero el cambio del tipo de casa no podemos deducirlo solamente de la necesidad de mayor espacio de terreno de regadío. Otra segunda causa pudo ser la necesidad de adaptarse a  un clima que se había hecho más frío en esos siglos. Durante el siglo XVIII se sufrió una considerable bajada de las temperaturas medias anuales en toda Europa. La estructura de la casa de dos pisos suponía siempre que la ganadería estuviera en el piso bajo y las personas habitaran el piso alto, de ese modo los animales ofrecían   una segura y constante fuente de calor, más efectiva que en la casa de un piso.

Podemos aducir también razones de higiene al separar del mismo nivel la vivienda de las personas de la habitación de los animales, sin perder contacto los propietarios con su HACIENDA, e independizando la entrada a ambos locales.

El factor de prestigio social, esto es, hacer una casa de dos pisos para demostrar que se poseía más, no puede ser razón del cambio, porque el edificio nunca fue para los sanabreses el mayor objeto de sus desvelos. Decía un refrán: «casa donde cupieres y bienes los que pudieres«, intentando hacer ver que el verdadero interés de los vecinos eran la HACIENDA y las fincas.

Creemos que el conjunto de las causas descritas provocó el cambio. La casa de dos pisos reunía más ventajas que la casa de un solo piso: se ganaba terreno, se protegían mejor contra el frío, se lograba una mejor separación entre personas y animales. Todas estas razones fueron suficientes para el progresivo abandono de la construcción habitable de un piso, llegando en el plazo de un siglo a homogeneizar todas las casas en casa de dos plantas.

Estudios comparativos de número de casas y sus tipos en pueblos de Sanabria como Terroso o San Martín de Terroso revelan que desde 1860 las casas de dos pisos, que suponemos eran las viviendas de los vecinos sanabreses de estos pueblos, no variaron llamativamente en número a lo largo de un siglo, hasta 1960. En Terroso había una cifra aproximada alrededor de 30 casas y en San Martín alrededor de las 80. No así de PALLAREGAS; la estadística refleja un aumento constante de casas no habitadas en correlación con el de casas de un piso.

Construir una casa nueva era muy costoso. Lo habitual era heredar la de los padres o familiares y arreglarla o dividirla entre los herederos. Los nuevos matrimonios residían   en la casa de uno de los padres, por lo que se hacía innecesaria la construcción de una nueva casa. Anualmente se formaban entre uno y seis matrimonios en el municipio sanabrés de Terroso. Si cada matrimonio hubiera hecho una casa nueva para establecerse, de algún modo hubiera quedado reflejado en las variaciones estadísticas de edificios, circunstancia que no se aprecia.

Construir una casa suponía un esfuerzo económico que pocos podían hacer, y los que lo hacían tenían que emigrar, vender tierras o pedir dinero prestado para ello (6). Los materiales los daba el mismo terreno donde vivían, el roble, el castaño, la piedra, el barro… Pero necesitaban la ayuda de los vecinos del pueblo, y de especialistas canteros  que solían bajar de Galicia para hacer las paredes y las estructuras internas.

Los vecinos colaboraban de modo gratuito ACARREANDO  piedra para la casa (7).

«Para hacer una casa había que cavar todo alredor primero , y de conforme está  la tierra para abajo, ahondar dos metros por lo menos, para hacer la llezace, y allí apinchaban mucha piedra para hacer lo seguro de las casas. La casa la estaba haciendo el vecino y tú le tenías que ayudar a apañar piedra y barro. Al personal que venía a ayudarte había que pagarlo, a los que construían la casa, pero como hacía falta muchísima piedra al oscurecer llamabas a todos los vecinos.- ¨ Podrías bajar un carro de piedras? -Da hecho, respondían. Todos iban, y alsotro día, tempranito, tenías que estar tu allí con los que estaban arrancando piedra y ayudar a cargar los carros… y cuando venían los vecinos a descargar la piedra para la casa se les daba  pan y aguardiente, lo que se llevaba antes.» (Terroso. Ti Encarnación)

La construcción de una casa generaba un  signo de lenguaje social-intersubjetivo de la vida del pueblo: el ACARREO  de la piedra por todos los vecinos, uno de los muchos

signos de lenguaje social a los que los vecinos llamaban TRABAJOS VUELTOS. A los obreros contratados para la construcción de la casa, muchas veces de fuera del municipio, se les pagaba con dinero.

Lo primero que se hacían eran LAS LLEZACES, los cimientos de las paredes, pequeños fosos rellenos de piedra sobre los que se levantaban los muros de la casa.

Una vez construidos los muros, con piedra y barro, se colocaban LAS VIGAS de roble para sostener el primer piso. Las vigas se compraban a un vecino o el mismo propietario ya las había estado preparando con robles de su MAJADA. Un roble se dejaba para viga escañando todos los años las ramas laterales y dejándole una pequeña mata de ramas en la copa del  árbol; de ese modo crecía hacia arriba engordando el tronco. El roble era una madera dura y poco flexible, la mejor para sostener pisos y techumbres.

El piso se cubría con tablas de castaño(8). Se intentaba sacar el mayor número de tablas con una sierra de aire de los troncos de los castaños, normalmente cortos, pero muy gruesos. La  TORADA  de castaño, como se le llamaba al tronco, requería un modo concreto de trabajo: se hacía un foso debajo de la TORADA o ésta era colocada, si no era muy grande, sobre unos caballetes, de modo que un hombre a un lado, o sobre la TORADA, y el otro al lado contrario, la serraban en lonchas de unos cuatro o cinco centímetros de anchura. Obtenían tablas que luego  empleaban en el piso de las casas o en la manufacturación de muebles. El castaño es buena madera, no sólo porque ofrece veta fina y decorativa, sino también por su gran resistencia a la humedad. La VIGA  de roble y la TORADA de castaño se presentaban como signos del lenguaje ecológico de los sanabreses.

La techumbre se formaba también con vigas de roble, a doble vertiente, unidas por CANTIAGOS (9), también de roble, tirantes que unían las vigas principales formando la doble vertiente y soportaban el COLMAO o el LOSAO. La cubierta que cerraba la

techumbre fue durante muchos años de paja en la mayoría de las casas del municipio, de CUELMO, el COLMAO (10), unido a los CANTIAGOS por BELORTOS. El paso del tiempo y las mejores condiciones económicas hicieron cambiar las techumbres de paja

por losa negra de pizarra, el LOSAO, traída de Ungilde.

» … y se iba a buscar la pizarra a Ungilde , con cuatro carros ; tenían que llevar ocho o doce parejas de vacas, y esto uno solo no lo podía hacer, tenían que cuartiar, poner varias parejas a un carro porque la cantera estaba en un hondo.» (San Martín de Terroso. Tí Galán) (11)

Decían que las casas COLMADAS eran más calientes que las techadas con losa de pizarra. No se consideraba que una casa COLMADA fuese más pobre. El cambio se produjo porque la paja ofrecía mayor peligro de incendio, circunstancia frecuente debido a las condiciones del lugar del fuego y la chimenea.

«Antes en las casas se ponía el techo de paja… sería porque nevaba más y era más duro el clima. Se usaba paja en el tejado porque tenía menos peso y no se rompían las maderas si caía mucha nieve, y la paja es muy fresca para el verano y muy caliente para el invierno… No, no es porque fuesen m s pobres…» (San Martín de Terroso. Ti Galán)

Todas las fachadas de las casas presentaban una forma similar que caracterizaba a los pueblos de Sanabria (12).

«Las casas de aspecto bastante primitivo tienen la escalera por la parte exterior, y esto es un hecho casi general en toda la comarca.» (MORÁN, C. (1986), p g. 50)

Un gran portón daba entrada a la cuadra o CORTE, la PUERTA CARRAL: dos grandes hojas de madera unidas por un pasador característico en Sanabria, y cuyos lados giraban sobre un hueco preparado en las piedras de granito o  pizarra que hacían el dintel. Si el propietario no tenía ganado vacuno, la puerta era más pequeña, dando entrada a una CORTE tan solo para cerdos y ovejas. Cubriendo la puerta del piso bajo subía una escalera desde el lateral de la fachada, de modo que formaba una balconada a la altura de la puerta del piso superior. La escalera podía ser de piedra de cantería en los primeros tramos, prolongando los peldaños superiores en madera. A veces, un primer tramo de escalera valía como entrada a dos casas distintas. El balcón que se formaba delante de la puerta del piso superior solía estar cerrado con tablas de castaño pintadas de verde, marrón o añil. Servía en muchas ocasiones de improvisado almacén o  secadero; a su vez, impedía que el viento, el frío, la lluvia o la nieve entraran directamente en la casa si había que abrir la puerta, una hoja de madera más bien baja, ennegrecida por el humo.

«La casa era de paredes grandes, ventanas pequeñas. Los animales estaban en la parte de abajo. Se hacían las ventanas chiquitas, muy poca ventana, la puerta igual… y si había ventana también de casualidad. Si alguno hacía tabiques en el interior los hacía con  leña y arcilla. El clima y la ganadería afectaba mucho a la forma de ser la casa.» (San Martín de Terroso. Ti Galán)

Tanto la puerta de abajo como la puerta de arriba no tenían llave; al menos hasta bien entrado el siglo XX parece que los vecinos no acostumbraban a poner cerraduras en las puertas de las casas. Ciertas costumbres, como las entradas nocturnas de los mozos en las cuadras para gastar una broma al vecino que dormía encima, o las entradas en los pisos superiores para acercarse a las TARIMAS donde dormían las mozas, son testigos de la ausencia de cerraduras.

«Las casas no  tenían cerraduras antes… y entraban los mozos a tocar as mozas… decían que si había sido el trasgo…pero era eso, que los mozos entraban a donde estaban acostadas las mozas…eso era antes, esto en mi vida ya no fue. Las cruces sobre las puertas eran contra los zánganos, los brujos…» (Terroso. Ti Encarnación)

Había una trampilla que comunicaba el piso alto con el piso de abajo, era el ZAPLÓN. Puestos ya en el interior de la casa, diremos que el piso inferior, la CORTE, estaba dividido dependiendo de los animales domésticos que albergaba la casa. Si había vacas, ovejas y cerdos, cada grupo de animales domésticos tenía su CORTE, especialmente los cerdos que pasaban la mayor parte de su corta vida en la cuadra. Estas divisiones podían ser, una simple pared de mediana altura, hecha en mampostería, una pared completa de arriba a abajo que soportaba el piso superior o también una división de tablas entre ovejas y vacas (13).

En el piso alto no había  divisiones, se daban muchas casas EN UN SOLO HUECO, en el que estaba el lugar del fuego, la mesa, el escaño, las escañetas, las sillas, las TARIMAS de dormir, las arcas y un vasar. El lugar del fuego podría tener chimenea. La tuviera o no, el humo ennegrecía paredes, techos y objetos, dando una imagen de pobreza, abandono y suciedad al interior de las casas que llamaba la atención a los visitantes ajenos a este modo de vida (14).

«…hórridas viviendas sin luz y sin chimenea, techadas de cuelmo y negras de humo…»

(Misión Pedagógica a San Martín de Castañeda)

Pero ese mismo humo era el causante de la conservación de la misma casa y de lo que en ella se almacenaba, como las castañas, manzanas, nueces, legumbres, etc. y sobre todo la MATANZA del cerdo.

La chimenea consistía en unos tabiques de barro y ramaje colocados sobre el lugar del fuego que a modo de campana, cerrándose en la techumbre, recogía el humo.  Este modo de hacer chimeneas era el causante de numerosos incendios. Por ejemplo, Terroso y San Martín fueron noticia en EL HERALDO DE ZAMORA precisamente por estos incendios (15).

«Los incendios se producían por las chimeneas, que algunas estaban en el centro de la casa,  hechas con mimbres y con barro. Como había chispas del fuego…siempre estaban las chimeneas incendiándose… o por un candil mal apagado… Iba calitrando, calitrando, no te dabas cuenta, se iba quemando la madera de la chimenea, sin que te enterases… y así, de repente tenías la casa relampariada de fuego. Las chimeneas se hacían de cualquier forma, o ni las había. Lo peligroso no era la paja del techo, el colmao no se incendiaba solo; el fuego siempre se producía por abajo, por las chimeneas.» (Terroso. Ti Encarnación)

El mismo fuego de la LAREIRA, el lugar del fuego, era  uno de los medios para iluminar el interior (16). De día, la puerta abierta y los ventanucos, junto con el fuego                           encendido, intentaban dar luz a la oscura vivienda. De noche, los primitivos candiles abiertos de aceite, los candiles de petróleo o los más modernos de carburo, obtenidos en el trabajo de las minas y de los túneles del ferrocarril, eran los mejores medios que poseían los sanabreses para iluminarse, tanto en el piso alto como cuando tenían que bajar a la cuadra a acomodar la HACIENDA. El consumo de petróleo, llamado LUCILINA (17), se hizo más notable al comenzar el siglo XX. También utilizaban palmatorias con velas de cera de sus colmenas. Con la llegada de la guerra civil española se redujo obligatoriamente el consumo de petróleo, y en muchas ocasiones tuvieron que volver a uno de los modos m s primitivos para iluminar el interior de la casa: los LUMBREIROS, ramas secas de urz, colgadas  de la cadena de la chimenea que prendían desde la punta de abajo. Cuando querían iluminarse de noche por las calles o caminos, utilizaban otros medios, como cortezas secas y enrolladas de abedul, largos FACHONES de paja (18), y faroles hechos de hojalata y cristal dentro de los que colocaban una vela o una mecha en un vasito de aceite.

«Para hacer un fachón se cogía mucha paja junta alargada en el suelo, después se ataba, cada cincuenta centímetros se ataba. Eso se encendía y duraba para llegar de aquí (San Martín de Terroso) a Requejo, eran con paja del medero, cuando el fuego llegaba a un nudo, pues se desataba. Se iba con ellos de ronda. La gente se alumbraba normalmente con aceite y con petróleo, y luego con lo del ferrocarril con lámparas de carburo. Cuando la guerra civil, en el Mercado del Puente había que hacer cola para coger petróleo.» (San Martín. Ti Galán)

Las divisiones internas del piso alto, si se hacían, procuraban separar el lugar de dormir de la cocina o  ámbito donde estaba el lugar del fuego. Bastaba con unas tablas o un tabique de ramaje y barro para evidenciar lo que se suponía era el lugar de dormir. Las sucesivas reformas de la casa, después de estas posibles divisiones, iban encaminadas a cerrar el techo de las diversas dependencias creadas, de modo que no se vieran los CANTIAGOS  de la techumbre y las losas de pizarra. Como es lógico, la forma de la casa dependía del espacio disponible para hacerla. Las agrupaciones de casas formaban

los barrios de los pueblos. Las casas se distribuían en el barrio formando corrales, esto es, varias casas con un patio o corral común de entrada. También podían estar alineadas al pie de una calle, ya fuese unas junto a otras, sin mediar espacio, o dejando una COLAGA entre casa y casa. También se daba la casa independiente en medio de una finca o junto a una ERA.

En la casa se albergaban los animales, no había en el pueblo cuadras o CORTES como edificios independientes. La casa era también almacén de las cosechas. Sólo había un edificio diferente de la casa para guardar parte de la cosecha anual: la PALLAREGA para la hierba seca y los RAMAJOS. El centeno se almacenaba dentro de la casa en ARCAS, TUÑAS y PANERAS,  estas últimas preparadas en una esquina o en una bodega según la necesidad del propietario. En la casa también se guardaban las castañas, bellotas, patatas, manzanas… repartido todo de modo diverso por los rincones.

«En una casa se podía encontrar en invierno, en una esquina grano, manzanas, patatas, castañas,  lino, vainas de alubias, sacos de hoja de negrillo pasmada, nabos… y durante todo el año había un lugar para las hogazas cocidas traídas del horno que se ponían sobre arcas o sobre tablas colgadas del techo…» (Terroso. Andrés)

Además de todo esto, la MATANZA colgaba de los CAMBEIROS y de los varales de la cocina en invierno, donde se curaban los chorizos, jamones, espaldas, untazas, el botillo, los lomos o los fariñatos.

Uno de los elementos m s característicos del mobiliario de la casa sanabresa era el ARCA. Podría ser de diversos tamaños, dependiendo de su función. Consistía en un gran cajón hecho de castaño con una tapadera superior de la misma madera. No solía tener decoración. En las arcas pequeñas se guardaba la ropa y otros utensilios de la casa de cierto valor; las arcas medianas guardaban la MATANZA curada, las hogazas de pan etc.; y las arcas grandes servían para almacenar el grano de centeno, la harina o el SALVAO.

Otro elemento característico era el ESCAÑO al pie del fuego, lugar de trabajo casero de la mujer, hecho también con madera de castaño, bajo el cual estaban las trébedes, leña menuda y cualquier cosa que sirviera para avivar el fuego. Las tenazas, el fuelle y el candil también se colocaban allí cerca. Del techo caía sobre el fuego la cadena en la que se colgaba el caldero del ESCALDAO, que constantemente tenía agua caliente. Un POTE redondo con tres patas, todo de hierro, reposaba junto al fuego y mantenía caliente el caldo o las sopas (19).

También había una mesa, una ESCAÑETA, bancos pequeños o sillas y un rudimentario vasar, todo hecho por los moradores de la casa. Unas cántaras de cobre para el agua se acomodaban en un estante con huecos hechos para ellas.

En una esquina del piso alto, en ocasiones separada por unas tablas, estaba la TARIMA donde dormía el matrimonio. Si había m s familia, se repartían los lugares de dormir según el espacio disponible. La TARIMA era una especie de cajón de madera levantado sobre el suelo, donde colocaban un jergón de paja. Algunos recuerdan que los m s antiguos echaban directamente la paja sobre la TARIMA » y allí dormían, como los animales de abajo...» (20).

Nos queda, por último, hacer una pequeña relación de los utensilios de trabajo, sólo para dar una idea lo más completa posible de lo que podía haber en una casa. Los aparejos de la labranza se repartían por dentro o fuera de la casa (21), según la costumbre del propietario. Había un carro CHILLON de ruedas macizas, si es que la familia tenía pareja  de vacas de trabajo, con el yugo , LA TRASGA, LAS MULLIDAS, LOS SOBEOS, LOS REJOS, el arado, el degrade, etc. En el interior se podrían ver AZADAS, ZACHOS,AZADONES, GUINCHOS, TORNADERAS, FOUCES, RASTROS, GADAÑAS, PEDONAS, MACHETAS, etc. (22). También la mujer tenía determinados utensilios para las labores del hilado de la lana y el lino. En una casa podría haber RIPO, MAZA, FITEIRA, ESPADIELLA, SEDEIRO, RUECA, varios FUSOS, SARILLO y DEVANADERA,  e incluso un telar (23).

Podría sernos útil la relación que el maestro del pueblo de Terroso hizo de los haberes de una casa en 1920:

» Quedó en casa de N. cuando salió el día 4 de Noviembre de 1920 los efectos siguientes:

1. Dos bacas que vendieron una a los pocos días en 505 pesetas y la otra vale m s.

2. Una novilla de 10 meses.

3. Dos cerdos de ceba  que valdrán 500 pesetas.

4. Lariegos buenos que valdrán 25 duros.

5. Diez obejas entre ovejas y corderos.

6. ocho pollas y cuatro gallinas

7. Cinco cargas de grano entre grano y arina.

8. Cuatro carros y medio de patatas y las que cogieron.

9. Cinco eminas de abellotas

10. Doce heminas de castañas.

11. Un jamón y una espalda y otro pedazo de tocino.

12. Una untaza entera y un pedazo de otra.

13. Siete mantas de lana en buen uso y una vieja.

14. Dos mantas de trapos.

15. Dos cobertores casi nuevos.

16. Una colcha de percal.

17. Nueve sábanas, siete de estas nuevas y dos viejas.

18. Cuatro almohadones, un mantel, tres paños de lienzo casero.

19. Un carro y todos los aperos de labranza.

20. Dos cribos de piel.

21. Una piñeira nueva y dos rotas.

22. Dos guinchas, tres azadas en buen uso y una nueva.

23. Un machado nuevo y una macheta y dos ozes rozaderas y tres de segar buenas y dos malas, un sacho y zadeta, un serrón, una azuela, dos limas.

24. Dos escañetas, una mesa con dos cajones, dos arcas.

25. Dos calderas, dos potes grandes y dos medianos.

26. Quince fejes de lino espadado que son quince canadillas y cuatro madejas iladas que son del lino que dejó el padre.

27. Una hemina de linaza y otra de garbanzos y media hemina de abas.

28. Dos jergones en buen uso y dos azadones y una azadona.

29. La paja que se cogieron once carros y la hierba que se cogieron 9 carros…»

( Manuscrito de Don Genaro de Barrio Terroso)

Para dejar completa la relación expuesta de los elementos que tenía una casa faltaba la TINADA  de leña. La hierba y el RAMAJO se guardaban en la PALLAREGA, edificio de una planta, alargado, con una gran puerta de entrada y un vano sobre ella, techado la mayoría de las veces de cuelmo. En las ERAS la paja de centeno se amontonaba formando los característicos PALLEIROS O MEDEROS. Y, por último, al pie de cada

casa estaban las mencionadas TENADAS o TINADAS, la leña que tenía cada vecino para el consumo.

La casa junto con su TINADA, la ERA y el PALLEIRO, y las PALLAREGAS daban la fisonomía externa de un pueblo sanabrés, signos culturales de su lenguaje ecológico (24)

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NOTAS.

(1)  En la RAYA fronteriza entre Sanabria y Portugal, hay dos pueblos que más parecen dos barrios del mismo pueblo: Rihonor de Castilla y Rio de Onor de               Portugal. Jorge Dias (1953) realizó un amplio trabajo sobre Rio de Onor de Portugal, describiendo una comunidad con costumbres similares al ámbito cultural sanabrés. Este trabajo de Jorge Dias ha sido un constante punto de referencia para nosotros.

Sobre la familia escribe lo siguiente: » La sociedad rionesa está  constituida por familias, llamadas vecinos. En realidad, la unidad simbólica de la familia es la CASA, esto es, el conjunto de bienes muebles e inmuebles que constituyen la base de subsistencia de la familia. La casa tiene que mantenerse indivisa a través de las generaciones, y a ella la familia tiene que subordinar todas sus aspiraciones.» Página 134 (traducción personal).

Entre las páginas 134-137 nos describe la familia  rionesa con características parecidas a las que vamos a describir nosotros en la Sanabria zamorana: el derecho de tener cada casa o familia un miembro en el concejo del pueblo; el tipo de familia extensa formado por el matrimonio anciano, los hermanos de uno de los cónyuges, un matrimonio joven y los hijos de este matrimonio; la costumbre de casarse tarde porque no se hace dinero antes ni se hereda hasta que mueren los padres; el número constante de casas o familias en Rio de Onor; la tendencia a los casamientos consanguíneos, y sobre todo a casarse con una persona que sea del pueblo; la costumbre de hacer pagar EL PISO a los que no son del pueblo, excepto a los de Rihonor de Castilla; la importancia de los padrinazgos, etc.

La misma concepción de CASA como conjunto de bienes la encontramos en

– Nicolás Tenorio (1982)

– J.A. Fernández de Rota (1987) y C. Lisón Tolosona (1983)  sobre el modelo de CASA gallega.

– A. Barrera González (1990) sobre el modelo de CASA catalán.

– D. Comas d’Argemir y J.J. Pujadas (1985) sobre el modelo de CASA del pirineo aragonés.

Estos autores se presentan como paradigmas consultados en las diversas culturas de montaña de la península ibérica.

(2)  Krüger (1925),en especial las páginas 48-118, sobre los tipos de construcción, el mobiliario interno etc. Jorge Dias (1953), páginas 96-119 presenta ilustraciones de casas idénticas a las sanabresas.

(3)  Krüger (1925), páginas 48-49.

(4)  La patata ya es un producto agrícola detallado en el Diccionario de Madoz en pueblos sanabreses como Pedralba, Requejo, Santa Colomba, etc.

(5)  Krüger (1925) páginas 50-51. Las plantas de casa de Rio de Onor son idénticas                a  las sanabresas, al igual que las descritas por Casado Lobato (1948) en la región leonesa limítrofe con Sanabria de La Cabrera.

(6)  En los libros de cuentas de D. Genaro de Barrio está anotado: » 23 de Noviembre de 1919… m s 636 pesetas… para pagar a los canteros.» (Cuentas de San Martín , p g. 8)

(7)  » 9 de Noviembre de 1915, recibí un jornal arrancar piedra, 4 reales.»                 (Cuentas de San Martín, p g. 38)  » 22 y 23 de Septiembre de 1915, recibí 8 reales                 de dos jornales a la cantera.» (Cuentas de Terroso, p g. 13)

(8)   » 7 de Febrero 1916: m s 3 libras de puntas de losar y 3 de piso…»                 (Cuentas San Martín, p g. 81)

(9)  El término CANTIAGO está recogido y explicado en Krüger (1925), página 69.

(10) Krüger (1925) recogió en Terroso los términos CULMAO ( techado de paja) y L’OUXAO ( techado de losa de pizarra), página 65.

(11) Krüger (1925) términos CUARTIA y CUARTIADEIRO, páginas 182-183.

(12) Las casas de La Cabrera ofrecían el mismo aspecto: » La escalera, casi siempre exterior, es una maciza acumulación de piedras que acaba en un corredor, limitado por una tosca balaustrada o por un cerrado de tablones anchos y desiguales… Rarísimamente se descubre en estas casas un detalle decorativo.»  Ramón Carnicer (1985), página  66.

(13) Krüger (1925) explica el término CORTE: » Corte es el establo que está destinado  en primer lugar para el alojamiento de los animales, así pues, no para conservar los útiles de labor. Se encuentra en general en la planta baja, bajo la vivienda.» (Traducción personal) Pág. 115.

(14) Tomamos la descripción del interior de una casa de La Cabrera para apoyar estas afirmaciones. «El interior consiste en un espacio cuadrangular: la cocina. Arrodillada junto al llar y atizando el fuego, se ve una mujer vestida de negro… De la cadena del llar pende un puchero envuelto en humo. El fondo del llar se apoya en la pared de la calle, y a un lado y a otro hay dos escaños. El piso de la cocina es de madera, pero al entrar me advierte Eutiquio que tenga cuidado con los agujeros y las rendijas, por donde podría meter un pie. Lo que no me advierte es que los tablones no siempre están clavados a las  vigas que los sostienen… Contra las paredes de la cocina hay tres arcas y  una masera, y en dos de los lados se alzan dos cañizos de metro y medio de altura, una especie  de mamparas que ocultan los leitos. El llar no tiene campana ni chimenea, ni hay en todo el recinto otro respiradero que un ventanuco… Las vigas del tejado, las piedras de los muros, los escaños, los cañizos, toda la cocina, ahumada años y años, es de un negror absoluto.» Ramón Carnicer (1985), páginas 86-87.

(15) «Según comunica la Guardia Civil del puesto de Requejo, el día cinco quedó reducida a cenizas en el pueblo de San Martín de Terroso una casa propiedad de Margarita Manzanal…»  EL HERALDO DE ZAMORA, 8 de Junio de 1899.

La Benemérita de Requejo comunica que en el pueblo de Terroso ocurrió noches pasadas un incendio en la casa de Manuel Fernández Rodríguez propagándose el fuego a otras viviendas…» EL HERALDO DE ZAMORA, 12 de Marzo de 1901.

«En San Martín de Terroso ocurrió el día 25 del pasado un incendio que destruyó la morada del vecino Manuel Mostaza...» EL HERALDO DE ZAMORA, 3 de Febrero de 1902.

(16)  Krüger (1925) recogió los términos LAR, LARE y     LAREIRA. Página 83.

(17) «16 de Noviembre 1915: más de luzilina…1.40 reales...»(Cuantas de Terroso)

(18)  » Por el sendero de la vega vemos, ya de noche, al pueblo entero que viene hacia nosotros, en una larga fila de grupos alumbrados con antor chas de paja (fachones).»                  Misión Pedagógico Social en San Martín de Castañeda (1935), página 8.

(19)  En las páginas anexas  se presentan ilustraciones de objetos de la casa sanabresa, en general, de la casa lubianesa (Sanabria) y de la casa rionesa.

(20)  » Pues es un cajón de madera. Le ponen dentro una mullida de paja, y con una manta encima duerme allí el matrimonio.» Ramón Carnicer (1985, página 70.)

(21)  En Sanabria, al espacio que hay frente a la casa y debajo de ella se le llama el CORRAL; no es un espacio cerrado. Krüger (1925) páginas 115-119

(22)  En las páginas anexas reproducimos objetos similares presentados por Krüger (1925), Jorge Dias (1953) y Luis Cortés (1954).

(23)   En las páginas anexas se reproduce el telar sanabrés presentado por Krüger (1925)

(24)   Krüger (1925) recoge los términos TEINADA y  TEINADA DE LEÑA, páginas 80 y 123. El término PALLAREGA lo recogió, entre otros sitios, en Terroso, como almacén de paja. Creemos que Krüger fue algo ambiguo en la definición, porque no es almacén de paja, sino de hierba seca. En toda Sanabria a este almacén de hierba seca se le llama PALLAR. Lo mismo ocurre con el término PALLEIRO, también recogido en Terroso, que en Sanabria es el MEDEIRO. Este último es el verdadero almacén de paja, aunque al aire libre, en las eras. Páginas 119-123.


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