Posteado por: lenguajesculturales | septiembre 2, 2010

Los roles sociales tradicionales de un municipio sanabrés. Ser vecino del pueblo. Sanabria. Guía cultural.


Los roles sociales tradicionales de un municipio sanabrés.

Todo municipio sanabrés estaba constituido por un conjunto de VECINOS. Por VECINO se entendía el individuo que había nacido en el pueblo, que era del pueblo. La figura del VECINO era el signo cultural básico del lenguaje social sanabrés (12). Aunque los datos concretos que aportamos se refieren al antiguo municipio de Terroso, sus conclusiones pueden ser aplicadas a cualquier municipio sanabrés de la época.

Dejando esta figura para el final, destacamos primero otras figuras derivadas de ella y representadas por vecinos del municipio al que daban cuerpo organizado.

El ALCALDE era la máxima autoridad del municipio. Existía el llamado ALCALDE MAYOR , cuando el municipio se componía de varios pueblos. En el pueblo donde no residía el ALCALDE MAYOR había un ALCALDE DE BARRIO (función que desempeñaba uno de los concejales). La figura del ALCALDE, como máxima autoridad, era extrapolada hacia otros  ámbitos, expresando con ese término la autoridad en otros grupos u organizaciones. Por ejemplo, se hablaba de ALCALDE DE MOZOS al referirse al mozo que mandaba en el grupo de mozos del pueblo. Se hablaba de ALCALDE DEL HORNO para designar al responsable de cuidar y organizar la actividad vecinal del horno. Se hablaba del ALCALDE DE MOLINO entre los que tenían parte en un molino, para designar al que organizaba su uso.

El CONCEJAL era uno de los componentes del grupo de personas que formaba el Ayuntamiento. El número de CONCEJALES dependía del número de habitantes y de las leyes estatales de la época. Por ejemplo, en actas del Ayuntamiento de Terroso de mitad del siglo XIX había dos CONCEJALES. En los últimos años de vida del municipio, pasada la mitad del siglo XX, llegó a haber cinco CONCEJALES repartidos entre ambos pueblos (Terroso y San Martín). En las actividades del CONCEJO cada CONCEJAL dirigía un grupo de vecinos asignados por el ALCALDE.

El JUEZ era el vecino encargado de mediar en los conflictos. Este cargo se vio modificado según las épocas. Hubo JUEZ MUNICIPAL, JUEZ DE PAZ…, pero estas figuras tenían su origen en las leyes del Estado. Sin embargo, advertimos la presencia de otra figura a lo largo de los años que estudiamos. Solía ser un hombre reconocido por una mayoría de vecinos como hombre de bien, parecido a otra institución que tenía su origen en el propio pueblo al que llamaban HOMBRE BUENO. Mi bisabuelo Gonzalo parece ser que alguna vez hizo de HOMBRE BUENO para decidir asuntos conflictivos entre vecinos. La situación del JUEZ  de Terroso fue muy comprometida en el asunto de los FOROS  de 1907; es un ejemplo de la implicación que tenía ser JUEZ y a la vez vecino del pueblo que sufría este impuesto injusto (13).

El SECRETARIO llevaba el peso burocrático del Ayuntamiento. A partir de 1872 comienzan los archivos de actas de defunción, matrimonio y casamiento del municipio, de los que era el encargado de tenerlos al día. En general, era el responsable de todos los documentos del Ayuntamiento, el que tenía que escribir el reparto de contribuciones, los censos de población, los censos de ganado, dar las GUIAS para poder trasladar y vender ganado a otro municipio, etc. La figura del SECRETARIO, como en tantos otros lugares de la península, era muy controvertida, precisamente por ser el responsable de asuntos y documentos que los vecinos no entendían o a los que no tenían acceso. Este hecho hacia que la figura del SECRETARIO pareciera más influyente que el mismo ALCALDE (14).

El GUARDA, también llamado ALGUACIL, solía ser un vecino que aceptaba la vigilancia o la responsabilidad de un bien comunal, previa puja con otros vecinos para obtener esta encomienda, ofreciendo sus servicios al Ayuntamiento por un pago más económico que los restantes competidores. El bien comunal que debía guardar era el aprovechamiento del agua para regar, o el cuidado  de los pastos comunales, de los cotos. Por ello, otro de sus cometidos era  denunciar al vecino que abusaba o transgredía las normas de aprovechamiento del bien que estaba bajo su responsabilidad.

En algunas actas y documentos oficiales también aparece la figura del PROCURADOR. Está presente en pleitos con otros municipios o en asuntos que implicaban a todo el municipio con instituciones superiores. Eran HOMBRES BUENOS, de cierta edad y conocedores de los usos y costumbres del pueblo, llamados para la defensa de los intereses del propio municipio (15).

En el antiguo municipio de Terroso, los miembros que componían el Ayuntamiento no tuvieron un edificio propio hasta que se construyó en San Martín junto a la casa-escuela. Anteriormente el lugar de reunión había sido la TABERNA (16), y posteriormente las VENTAS. Antes de comenzar el siglo XX, los documentos del Ayuntamiento se guardaban en la la iglesia. Decían nuestros informantes que había un arca en la sacristía con tres cerraduras y tres llaves distintas; una la tenía el sacerdote de la parroquia, otra el juez y otra el alcalde, de modo que sin la presencia de los tres no se podía abrir.

El SEÑOR CURA era la figura religiosa más importante del municipio, y sin duda también una de las figuras sociales más influyentes del mismo. Baste con recordar el dato de que casi todos los vecinos que hacían testamento, lo hacían en su presencia. Al comenzar el siglo XIX había dos sacerdotes en la parroquia de Santiago de los Cotos, pero durante casi todo el siglo XIX y el XX, sólo hubo un sacerdote dirigiendo la parroquia.

«El cura hacía las fiestas, las de San Martín y las de Terroso; entonces no había más música que el gaitero de Pedralba, y el cura le pagaba para que tocara aquí, pero los vecinos también teníamos que pagarle todos los años al cura una hemina de grano por la fiesta… y tres heminas de grano cuando se moría uno de  tu casa por venirte a buscar el cadáver para llevarlo al cementerio…» (Terroso. Ti Encarnación)

Siguiendo la relación de otras figuras del municipio, reseñamos también al GUARDAMONTES, un funcionario puesto por el Estado al comenzar el siglo XX, en muchas ocasiones un vecino del pueblo, aunque también lo fueron otras personas venidas de fuera. Era el responsable de vigilar el aprovechamiento del monte y la riqueza forestal del municipio. Fue siempre una figura controvertida. Los chivatazos, las denuncias y otras actuaciones hacían polémica su función porque afectaba a intereses vitales del trabajo cotidiano de los sanabreses: el pasto y la leña (17).

Anualmente, en primavera y verano, aparecía la figura del PASTOR. Lo habitual era que esta responsabilidad se realizase por VELERIA entre los vecinos de cada pueblo o barrio, pero en ciertas ocasiones aparecía la figura del PASTOR contratado para cuidar las ovejas o para cuidar las vacas bravías. Podía ser un vecino del pueblo o una persona de otro municipio que se dedicaba a este tipo de trabajo estival. Cuando el PASTOR subía al CABRILICHO, a la sierra, con las vacas bravías, dos vecinos, los COSTALEROS, ayudaban al PASTOR, aunque sólo hasta el final de la segunda semana de Junio, cuando empezaba el trabajo de la hierba, quedándose después solo. Estos COSTALEROS debían turnarse según el número de cabezas de ganado que tenían en la vacada.

El MEDIDOR era el vecino que por tradición familiar sabía medir las fincas con una vara específica. A él recurrían todos en caso de venta, cambio, testamento, HIJUELA o conflicto de MARCOS para saber la extensión real de la finca vendida, heredada, permutada o en litigio.

«En cada pueblo había uno. Tenía una vara de diez y seis cuartas, y cada vara cuadrada era un pie de terreno. Era el que medía las fincas y firmaba en las hijuelas…» (San Martín. Ti Galán) (18).

Cualquier vecino que dispusiera de dinero, muy pocos, podía hacer la función de PRESTAMISTA. No era una figura grata para los que se veían entrampados en deudas. Se pedía dinero para pagar contribuciones, comprar casas, fincas, animales, emigrar, en general, para cualquier necesidad que requería dinero efectivo. La mayoría de los vecinos, hasta bastante entrado el siglo XX no solían disponer de dinero. Esto se ponía de manifiesto en el caso de las VENTAS, donde casi todos dejaban en deuda lo que compraban. El ventero apuntaba en su libro de cuentas estas deudas. Era algo normal; no se pagaba lo que se adquiría en la VENTA hasta que vendían unos corderos o unos LARIEGOS en El Mercado del Puente; entonces se pagaba la deuda de la VENTA para de nuevo volver a empezar. La actividad prestamista también se extendía a otros bienes: animales, hierba, grano de centeno, etc. Había vecinos que tenían vacas de A MEDIAS, vacas prestadas a otros, de las que recibían la mitad de los beneficios que producían, esto es, la mitad de la venta del ternero que anualmente podía parir una vaca. También había cabras de A MEDIAS. Si la economía de una casa era insuficiente o se había tenido un mal año, se veían obligados a pedir prestada hierba seca para los animales o grano de centeno para sembrar las tierras o para moler. Ocurría que la desgracia se cebaba en algunas familias donde, al no poder pagar un año tras otro la deuda de grano, tenían que dar la propiedad de sus tierras a aquellos con quienes estaban entrampados, y éstos, a su vez, les arrendaban las tierras que habían sido suyas para poder seguir viviendo. La valoración moral de la actividad prestamista la encontramos con frecuencia en  EL HERALDO DE ZAMORA, donde era considerada como una de las causas de la miseria que sufrían estas gentes (19).

Había un vecino al que llamaban el CARNICERO. No era una persona que viviera del negocio de la venta de carne, sino, más bien, era el encargado de matar algunos animales antes de las fiestas, seguro de que los vecinos le comprarían algo para esos días señalados.

En el Catastro de Ensenada (1752) estaba reflejada la figura del CARPINTERO, pero en los dos últimos siglos no se tiene constancia de la existencia de algún vecino dedicado en exclusiva a este menester. Entre los vecinos había algunos muy CURIOSOS, esto es, con habilidad para el oficio, que por tradición y buenas manos sabían hacer arados, carros y otras herramientas necesarias para el trabajo agrícola. Entre los aparejos que tenían las casas, siempre se encontraban los necesarios para el trabajo de carpintería (20).

El Catastro de Ensenada menciona un SASTRE en San Martín, por ejemplo. Un vecino hacía la compostura de trajes y otras prendas después de que el vecino interesado le diese el pardo, el lienzo o el paño.

Había una fragua en cada pueblo, el lugar donde trabajaban y arreglaban las herramientas de los labradores. No tenemos constancia de fraguas comunales, sino de fraguas particulares. El herrador o FERREIRO hacía clavos, herraba los carros y las caballerías, preparaba y afilaba rejas de arados, etc. Incluso alguno era considerado como VETERINARIO por su experiencia con los animales, aunque el conocimiento de las enfermedades y sus remedios también lo poseían los mismos vecinos. Algunos topónimos del municipio recuerdan la actividad de los FERREIROS, en el monte CARBONAL, donde probablemente irían a hacer carbón para la fragua, la FUENTE DE LOS HERREROS, las fincas de LA FRAGUA, etc.

El TABERNERO, VENTERO o MESONERO, según las diversas denominaciones de las fuentes que poseemos era el encargado de la venta de los productos que la economía sanabresa no podía suministrar (21). Primero fue el vino, que antiguamente sería el modo de pago de las multas del CONCEJO,  como así nos lo sugiere Jorge Dias (1953) en Rio de Onor, más tarde empezaron a venderse otros productos como el aceite, el arroz, el bacalao, el petróleo, etc. aunque en poca cantidad y sólo para fechas señaladas (22). No echemos en falta otra figura del comercio, el panadero, porque en los pueblos sanabreses, cada familia cocía su pan, en horno particular o en horno comunal.

Conocemos la figura del FORERO, desaparecida al comenzar el siglo XX. Ejercía la desagradable función de recaudar el FORO de las tierras del municipio para los diversos propietarios de estas cargas que gravaban muchas de las fincas del municipio herederos del Conde de Benavente, la parroquia del municipio, propietarios de Puebla de Sanabria, propietarios de Viana del Bollo en la provincia de Orense, el Monasterio de San Martín de Castañeda, etc.). El anacronismo de este pago desencadenó la revuelta municipal de 1907. Las ESCRITURAS de venta del siglo XIX son testigos de la existencia de los FORALES, las casas donde se pagaban los FOROS  de las tierras.

Desde finales del siglo XIX había MAESTRO en cada uno de los dos pueblos del municipio. Los primeros maestros eran vecinos del pueblo. La influencia de esta actividad fue reducida ya que los niños sólo asistían con cierta regularidad  a la escuela en los meses de invierno.

Hasta aquí podemos decir que el lenguaje social interno del municipio se nutría de la actuación de estas figuras, signos de lenguaje social, VECINOS del pueblo.

También debemos considerar la existencia de otras figuras que no eran VECINOS, pero intervenían de algún modo en la vida del municipio. La más importante de todas era el MEDICO. Residía en Puebla de Sanabria, y su actividad estaba condicionada por las circunstancias de la época.

«El médico vivía en Puebla. Se le pagaba una hemina de grano todos los años, y media hemina las viudas, por cada iguala particular. El Ayuntamiento le pagaba por la titular de la beneficencia, o sea, por atender a los que no podían pagar… Venía con un carro a  recoger el centeno del pago…» (San Martín. Ti Galán)

Aparecían de vez en cuando otros personajes que ofrecían productos y servicios a nuestros vecinos: los HOJALATEROS, con los que intercambiaban ropa vieja, lana, lino o linaza por utensilios de cocina  u otros enseres caseros; los CAPADORES, que llegaban en los meses de primavera para capar a los cerdos de la próxima MATANZA; los ACEITEROS y los ARRIEROS  de la carretera a los que ayudaban a subir Las Portillas de la sierra sus caravanas cargadas de aceite o vino CUARTIANDO con las vacas de trabajo.

Todas las figuras descritas, salvo las últimas mencionadas que no pertenecían al lenguaje interno del municipio, tenían en común ser VECINOS de cada pueblo. El VECINO representaba el signo cultural de lenguaje social-intersubjetivo más importante del municipio. Las relaciones en el interior del municipio tenían sentido porque todos eran VECINOS dentro del término municipal, habían nacido en él, su vida estaba circunscrita a este lugar. Fuera de él no eran VECINOS, ni tenían los mismos derechos. Dentro de él eran copropietarios y copartícipes de los bienes que ofrecía. El VECINO era la persona  del pueblo, hijo del pueblo, ya fuese por haber nacido allí o por casarse con alguien del pueblo. Ser vecino, aunque implicaba unas consecuencias legales y administrativas, también implicaba unas consecuencias morales de participación en el diálogo social-intersubjetivo de la comunidad desde el punto de vista de la cooperación, la cohesión y la identidad del grupo. Por ejemplo, tenía la obligación moral de participar en los TRABAJOS VUELTOS. Según estos criterios se hablaba de BUEN VECINO y de MAL VECINO.

El VECINO tenía derecho a disfrutar de los bienes comunales del pueblo y del municipio, esto es, pastos, leña y agua para él, para su HACIENDA y para sus fincas; y también tenía la obligación de participar, al menos uno de cada casa o familia, en los trabajos de CONCEJO y en otras obligaciones comunales. Sobre el vecino giraba la mayor parte de los signos de lenguaje social-intersubjetivo sanabrés.

El código social que originaba la figura del VECINO era un código de cooperación, cohesión e identidad. El FERREIRO,  el CARNICERO, el SASTRE, el MEDIDOR, etc. eran signos originados por un código de cooperación determinado por el lenguaje ecológico de los sanabreses. Los signos o figuras sociales ALCALDE, CONCEJAL, SECRETARIO, etc. venían impuestos desde instancias organizativas externas al municipio, aunque se asumían como propios dentro del lenguaje social interno. Sin embargo, la figura del HOMBRE BUENO había nacido en ámbito del lenguaje social del propio pueblo.

El diálogo social intersubjetivo de estas figuras se rompía o se desvirtuaba en ciertas ocasiones. El vecino podía salirse del código de cooperación no participando en los CONCEJOS; se le aplicaba una multa por su actuación como MAL VECINO. También había ocasiones en las que algunas figuras concretas, el alcalde, el secretario, etc. no respondían a la actuación que se esperaba de ellos, como el abuso de la responsabilidad que implicaba ocupar ese cargo, utilizándolo en beneficio propio o de sus amigos y familiares. A esto se le llamaba CACIQUISMO. CACIQUE podía ser un vecino que tenía mucha influencia en la vida del pueblo y que en algunas cuestiones importantes se tenía en cuenta su opinión o presionaba para que se le hiciera caso. También era aquel vecino que intentaba cambiar las cosas en su provecho cuando eran asuntos que afectaban a todos. Había vecinos a los que les gustaba CACIQUEAR.

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NOTAS.

(12) En algunas  ESCRITURAS de propiedad de algunos de los informantes, que se hicieron porque el ayuntamiento vendía un trozo de terreno municipal a un vecino particular, se puede leer: » Dezimos nosotros las justizias del lugar de San Martín del Terroso Santiago de Barrio ALCALDE y TENIENTE Juan Ferz y PROCURADOR Ramón de Barrio en nombre de todo CONCEJO…» (1801).

(13) En los sucesos de San Martín del Terroso de 1907 tuvo que ir el juez del distrito de Cobreros a hacer efectivos los embargos de los que se negaban a pagar el FORO porque el juez del municipio de Terroso se había negado a hacerlo, como así se puede leer en las conclusiones del fiscal del juicio que se celebró un año después. El juez de Cobreros tuvo que huir a causa del motín del pueblo.

EL HERALDO DE ZAMORA, 1  de Octubre de 1908.

(14) Lisón Tolosona(1983) nos ayuda a comprender estas afirmaciones cuando explica la situación del secretario del Ayuntamiento en la vecina Galicia:

«El folclore regional rezuma venganza y satisfacción en cantigas y cuentos en los que A ANIMA DO ESCRIBANO (el secretario) vaga en las noches invernales purgando extorsiones y suplicando perdón y caridad a los que encuentra para poder entrar en el               cielo, o …para que se le abran de una vez las puertas del infierno…» Páginas 44-45.

En EL HERALDO DE ZAMORA de 1905 a 1910 hemos encontrado media docena de noticias referidas a secretarios denunciados por actos indebidos en los Ayuntamientos de Requejo y Pedralba. Reseñamos también esta breve noticia de Galende:

«Detención de una vecina de Galende por insultar y causar lesiones al juez y secretario del pueblo.»

EL HERALDO DE ZAMORA, 7 de Abril de 1910.

(15) Esta figura aparece en el contencioso marratororio con Santa Colomba de 1757 y en el expediente de deslinde de las vías y servidumbres pecuarias del Ayuntamiento de Terroso de 1888.

(16) Catastro de Ensenada (1752). Archivo Histórico de Zamora. San Martín del Terroso, D. Seg. 1286, página 1477.

(17) En el apartado que titulamos EL BOSQUE SANABRÉS  hacemos relación de esta figura con el problema que frecuentemente se encuentra en EL HERALDO DE ZAMORA sobre denuncias de pastoreo abusivo y tala indebida de árboles, responsabilidad del guardamontes.

(18) Podemos leer en el libro de Cuentas de Terroso de D. Genaro de Barrio esta breve nota sobre la actividad del medidor: » Más… para señalar el prado  y fincas de...» C.T. 53.

(19) En la nota 24 del capítulo segundo ya nos hemos referido a la valoración moral que tenía EL HERALDO DE ZAMORA  de la actividad prestamista. Los vecinos de San Martín y Terroso acudían al prestamista cuando necesitaban dinero para pagar el costo del viaje si emigraban, la contribución de sus posesiones (C.T. 42,52,53,65; C.S.M. 24,97, en los libros de cuentas de don Genaro de Barrio), para pagar la compra de fincas (C.T. 56,67; C.S.M. 99,103,116), para pagar la compra de una casa (C.S.M. 34,108, 118,151), para pagar compras realizadas en el Mercado del Puente, para pagar al médico u otros gastos que originara una enfermedad, etc.

(20) «Recibí dos jornales a carpintiar, Octubre 1922.» C.S.M. 126. «15 Octubre 1917, recibí jornal y cuarto a carpintiar…”. “19 Octubre 1919… recibí la hechura de un arado.» C.S.M. 81.

(21) El término TABERNERO lo deducimos del Catastro de Ensenada (1752): «Tabernas. El referido común de los dos barrios de San Martín y Terroso tiene dos tabernas en donde se vende el vino para los vecinos forasteros de ellos…»

El término MESONERO lo emplea don Genaro de Barrio al referirse al oficio de algunos padres de sus alumnos en el Libro de Matrícula de la escuela de Terroso.

El término VENTERO lo deducimos del nombre ordinario que recibían las casas situadas junto a la carretera dedicadas a la atención de los arrieros, LAS VENTAS.

(22) La actividad comercial de una de las VENTAS de Terroso consistía en la venta de productos tales como material de ferretería (clavos), petróleo y cera, productos alimenticios y vino, telas etc.


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