Figuras que desarrollaban el lenguaje social en los pueblos de La Guareña.
En este segundo apartado vamos a desarrollar una mínima parte del LENGUAJE SOCIAL de los pueblos de La Guareña, la referida a las diversas figuras, llamémosle roles, que aparecían en la vida tradicional de estos paisanos en la primera mitad del siglo que ahora acaba.
El análisis del rol que cada individuo ejercía en el pueblo no resultaba ser univoco, ya que se podían descubrir otras funciones en todo paisano guareñero que daban mayor riqueza al LENGUAJE SOCIAL de estas comunidades (7).
El total de los roles personales deducidos del testimonio de nuestros informantes y de fuentes escritas inéditas o publicadas (8) ha sido clasificado en cinco grupos. El primero y el segundo de carácter sociopolítico, y los tres restantes de carácter socioeconómico. Un paisano de los pueblos de La Guareña podía ser definido (regla código de IDENTIDAD) en alguno de los siguientes grupos (al menos en uno de los sociopolíticos y en uno de los socioeconómicos):
FUNCIONES SOCIOPOLITICAS.
A. El grupo definido por la pertenencia o no pertenencia al pueblo: ser VECINO o FORASTERO.
B. El grupo definido por la función administrativa, burocrática u oficial, ejercida desde instancias internas del municipio o desde instancias externas a él, esto es, impuestas por la provincia, diputación o estado: el ALCALDE, el CONCEJAL, el FUNCIONARIO (MEDICO, MAESTRO…).
FUNCIONES SOCIOECONOMICAS
C. El grupo definido por la relación que tenía con la tierra, en propiedad, en renta, en colonía…: LABRADOR, PEGUERO o PELGUERO, JORNALERO, RENTERO, COLONO…
D. El grupo definido por las relaciones de trabajo establecidas entre los individuos del pueblo: AMO, CRIADO, OBRERO, SEGADOR, MOZO DE MULAS, RAPAZ, PIGORRO, REVECERO…
E. El grupo definido por las personas que prestaban un servicio complementario a la actividad agrícola y ganadera propia de estos pueblos: HERRERO, TEJERO, CANTERO, CARRETERO…
La abundancia de roles revela el nivel medio de estas poblaciones guareñeras, entre la sencillez comunal de las aldeas del noroeste zamorano y los centros con carácter urbano como Benavente o la propia capital de provincia.
A.
En la primera división se especifica el que era y el que no era del pueblo, el VECINO y el FORASTERO. El vecino era «hijo del pueblo», había nacido en él. También era VECINO «el que se casaba en el pueblo y quedaba en él», o, por los años vividos en esa comunidad como funcionario o cualquiera otra labor, se le consideraba ya VECINO. Tengamos en cuenta que «SER VECINO» era un SIGNO de LENGUAJE SOCIAL producido por una regla código de IDENTIDAD desde los paisanos del pueblo hacia el individuo en cuestión. Uno no era VECINO para sus convecinos por estar en el censo, sino por las características antes señaladas (9).
B.
La segunda división, también sociopolítica, esto es, de organización interna del grupo, distingue entre los que ejercían un cargo oficial, administrativo, burocrático, designado por una autoridad del municipio o del Estado, de los que no lo ocupaban. Nos estamos refiriendo al AYUNTAMIENTO y a los FUNCIONARIOS. La identidad de estos roles no venía dada por el grupo (incluso la del ALCALDE y los CONCEJALES si el estado era democrático), sino por otras instancias. Las instituciones que representaban no habían nacido TRADICIONALMENTE en el pueblo, en el grupo, sino que habían sido impuestas desde instancias externas, desde organizaciones superiores. En las aldeas del noroeste zamorano podemos distinguir entre el CONCEJO y el AYUNTAMIENTO. El CONCEJO era una institución nacida en el seno de la aldea, el AYUNTAMIENTO era una institución impuesta. En estos pueblos de La Guareña, en el sudeste zamorano, sólo hemos podido detectar alguna referencia al antiguo CONCEJO: el «corral del CONCEJO» situado junto a la casa consistorial para encerrar a los toros de la fiesta. La institución impuesta ha absorbido a la institución original. El ALCALDE, los CONCEJALES, o el JUEZ DE PAZ son roles del AYUNTAMIENTO designados por otras autoridades o elegidos por el pueblo, según el sistema político vigente, pero son SIGNOS CULTURALES importados y asumidos como propios (10) En el caso concreto del JUEZ DE PAZ podemos rastrear el rol impuesto y el rol propio de la comunidad, concretamente en la figura del HOMBRE BUENO (11).
«Juez de paz… es del pueblo… una persona, que se manda la terna a Zamora, o le daban la credencial en Fuentesaúco. Eran agricultores o artesanos que reunieran condiciones y un poco de sentido común. Ahora juez de paz y un suplente. Por ejemplo, antes se daba que dos personas están enfrentadas por algo… y recurren a una tercera persona que se llama HOMBRE BUENO. Aquí se ha dado bastante.» (Olmo de Guareña)
El testimonio recoge la figura del JUEZ DE PAZ, SIGNO CULTURAL producido por reglas código de COOPERACION, COHESION e IDENTIDAD, pero avaladas y promovidas desde fuera del grupo, frente a la figura del HOMBRE BUENO, SIGNO CULTURAL producido por las mismas reglas código, pero legitimadas en el propio grupo.
Los funcionarios eran » los que tenían un sueldo del Estao…»: el SECRETARIO, el CARTERO, el GUARDIA CIVIL…
«… el médico, los maestros, el sacerdote, el veterinario…» (12) (Villaescusa)
También podemos incluir en este grupo a los que cobraban un sueldo del AYUNTAMIENTO, como el ALGUACIL o el PREGONERO y el GUARDA DE CAMPO (si no dependía de la Hermandad de Labradores).
El rol de cualquiera de estas figuras se situaba en una posición ambigua frente a la comunidad: podía actuar a favor o en contra del pueblo. Por ejemplo, algunas veces se sentía presionado por dos intereses contrapuestos, los VECINOS con los que convivía y la entidad que le pagaba o le ordenaba actuar. Estas situaciones se daban en el GUARDA DE CAMPO que vigilaba las viñas antes de la vendimia o los pastos vedados en primavera, frente al VECINO que quería coger unas uvas junto al camino o meter a una mula en el prado en tiempo de veda; el ALCALDE que se enfrentaba a los mozos porque «no iba a dar toros para la fiesta» o impedía que se «corrieran gallos vivos» por orden del gobernador civil; el CURA que se negaba a enterrar a un VECINO en el cementerio por considerarle excomulgado, frente a la opinión contraria del resto de feligreses (VECINOS)
C.
Hacemos un tercer apartado, iniciando los roles socioeconómicos, esto es, originados por la actividad económica de cada paisano, en el que clasificamos a los VECINOS por su relación con la tierra:
1. El LABRADOR, que poseía la tierra y la trabajaba; 2. el OBRERO, que no poseía la tierra y la trabajaba; 3. el COLONO, RENTERO o APARCERO, que no poseía la tierra, pero la trabajaba como suya.
1.
Los LABRADORES eran propietarios de las tierras. Ser LABRADOR era un «título» que prestigiaba a una familia en esta sociedad agrícola.
«Los labradores aquí tenían todos panera, mayores o pequeños, todos tenían panera. Había labrador, labrador medio y pequeño…» (Olmo de Guareña)
Entre los LABRADORES, unos eran «ricos», «fuertes», y otros eran MEDIO LABRADORES, que, por la situación tan apurada en la que muchos vivían, eran considerados «pobres». Pero el orgullo de ser LABRADOR hacía que valiera más ser un pobre LABRADOR que un buen CRIADO. Los MEDIO LABRADORES eran también llamados PELGUEROS o PEGUEROS (13).
«Había seis u ocho casas fuertes (de labradores), aunque luego había algunos pelgueros, que tenían una pareja o dos… de esos también había bastantes, pero que lo pasaban tan mal como el que estaba de criao.» (Vallesa de Guareña)
«El medio labrador era el peguero. Peguero llamábamos a los medio labradores, como nosotros…» (Cañizal)
La mayor o menor presencia de PEGUEROS o PELGUEROS en estos pueblos dependía de la existencia de un amplio prado que estuviera a disposición de todos los VECINOS, donde se mantuvieran, en algunas épocas del año, los animales de trabajo.
«Peguero era el que tenía quince o veinte fanegas de tierra y teníia una pareja de mulas o vacas que podía alimentar en el prao en primavera… Y luego la pareja le daba un churrito… Incluso había una junta que traía un toro para todas (las vacas)… En Cañizal, en Guarrate, en Fuentesaúco se tenía un huerto, un majuelo y eso… así se podía vivir… con el prao. Y en otros pueblos no lo había, y sólo había amos y criaos…» (Cañizal)
También tenemos que incluir en este apartado a los TERRATENIENTES, propietarios de tierra que no vivían en el pueblo donde la poseían. Los LABRADORES «fuertes», con gran capacidad de trabajo, esto es, varias parejas de labor, tomaban en renta las tierras de los TERRATENIENTES, cosa que no podían hacer muchos MEDIO LABRADORES por tener sólo una o dos parejas de labor. Incluso se daba el caso de m s de un AMO de casa «fuerte» que no era LABRADOR propiamente dicho, porque casi toda la tierra que trabajaba era de otros (TERRATENIENTES).
«Antes todos eran renteros… aquí ninguno trabajaba lo suyo… tenían tierras, algunos sí tenían muchas tierras, pero tenían muchas tierras en renta también. Los que eran ricos, que llamábamos ricos, esos tenían renta. Los que creíamos que eran ricos, las tenían en renta también. Aquí ellos no trabajaban, esos ricos andaban detrás de los obreros y ná más; y pagaban a los obreros y al propietario de las tierras… y les quedaba pa ellos… pagaban a los terratenientes de las capitales.» (Castrillo de Guareña)
«Este pueblo nunca ha pertenecido a un solo dueño todo… Olmo ha sido de varios dueños. Había tierras de gentes del pueblo y tierras de gente de fuera, pero esas tierras los mismos labradores las han ido comprando… aún sigue habiendo tierras de forasteros, pero antes casi el setenta por ciento de la tierra era de gente de fuera.» (Olmo de Guareña)
Los SIGNOS CULTURALES que destacamos aquí, el LABRADOR, el PEGUERO o PELGUERO y el TERRATENIENTE, no están sólo en el ámbito del LENGUAJE SOCIAL (regla código de IDENTIDAD) sino también en el ámbito del LENGUAJE ECOLOGICO. La posesión de la tierra está connotada obviamente en el LENGUAJE ECOLOGICO. La tierra es SIGNO de LENGUAJE ECOLÓGICO por ser el lugar de APROVECHAMIENTO de unos productos (trigo, cebada, pastos, viñas…) ADAPTADOS a la zona; y se convierte (connota) en LENGUAJE SOCIAL cuando esa tierra está delimitada y poseída por alguien. También vemos que la posibilidad de APROVECHAMIENTO de un espacio del municipio, el PRADO (LENGUAJE ECOLÓGICO), favorece la existencia de VECINOS con una IDENTIDAD propia, los PEGUEROS o MEDIO LABRADORES (LENGUAJE SOCIAL).
2.
El OBRERO, JORNALERO o CRIADO permanente, era el que, en principio, no tenía tierra, aunque esto no excluye que tuviera acceso a un pequeño terreno para gastos caseros, como los HUERTOS FAMILIARES (14). Además, algunos CRIADOS tenían piezas de terreno para su explotación particular. El AMO permitía que las labraran los domingos con una de sus parejas de trabajo, «galardón» estimado por todo criado. Normalmente esta concesión se incluía en el compromiso anual que AMO y CRIADO habían pactado previamente. Estos CRIADOS eran los SERANEROS (15).
3.
La relación del paisano con la tierra generaba otros roles: el COLONO, el RENTERO y el APARCERO. Los COLONOS trabajaban la tierra de propietarios normalmente no residentes en el municipio.
«El colono estaba llamado a hacerse con las tierras, era medio dueño de las tierras… disponía de las tierras las partía a los hijos o las cedía… era más que un rentero…» (Cañizal)
El COLONO podía ser tanto un LABRADOR de casa «fuerte» como un MEDIO LABRADOR. Si el propietario de las tierras vivía fuera del pueblo, delegaba la responsabilidad en un ADMINISTRADOR. Si el propietario tenía casa en el pueblo, él mismo o un MOZO MAYOR llevaban las cuentas.
«Había un administrador de las tierras de Novias… el padre de Luis, que era joven en aquel tiempo llevaba tierras de Novias. Casi tol mundo tenía tierras del marqués de Novias. Además de ese marqués había otro que llamaban de Villachica, que también tenía… y de otros que llamaban los Cornejos…» (Cañizal)
A lo largo de la primera mitad del siglo veinte los COLONOS fueron comprando las tierras que cultivaban en colonía (16).
RENTERO era el VECINO que llevaba las tierras de un propietario, pero sin los privilegios de la colonía. Esta última se circunscribe a una etapa histórica en la vida de estos pueblos, y la renta es un modo siempre en uso de poder acceder al cultivo de la tierra. El COLONO trabajaba lotes de tierra de un TERRATENIENTE, cediéndolos o repartiéndolos entre los hijos; el RENTERO trabajaba tierras concretas que uno o varios propietarios le cedían temporalmente.
«Había otro tipo de uso, la renta. Yo era rentero de Paco, de Pedro, de Juan… era yo rentero de ellos. Ha habido muchos que han vivido sólo de las rentas y ha habido muchos que han vivido sólo de la propiedad. Porque es que rentero podía ser un señor… llegaba alguien a los sesenta años y no podía trabajar las tierras, era del mismo pueblo, y arrendaba las tierras porque no tenía hijos… o casi siempre era a los hijos a los que las arrendaba. Pero también había que tener buena fama en el pueblo. Si tenía mala fama, de mal pagador o de quererse engreír, pues no encontraba tierra para arrendar. Sin embargo había personas que se ponían con una parejita mulas, y le dejaba las tierras Fulano, y luego se las dejaba otro, y así… Tienes que tener cuidado a quien se las dejas, porque se hacen con ellas (se pueden quedar con ellas). Antes la gente no se quedaba con las tierras que no eran suyas.» (Cañizal)
Fundamentalmente, el COLONO era un cuasi-propietario de las tierras, «llamado a hacerse con ellas». El RENTERO no tenía ni debía tener expectativas de quedarse con las tierras que tomaba en renta; el propietario debía considerar bien a quién se las dejaba, no fuera que cayesen en manos de uno que «se hiciera con ellas«.
La aparcería era otro modo de tener acceso al cultivo de la tierra. Consistía en el compromiso entre dos paisanos, uno propietario de la tierra y el otro APARCERO, por el que el segundo se responsabilizaba íntegramente del cultivo de la tierra con sus medios, repartiendo las ganancias finales de la cosecha a medias con el propietario; éste último también iba a medias en la simiente y en el abono. Era un sistema menos beneficioso para el APARCERO que la renta, por lo que todos preferían tomar en renta la tierra y no en aparcería, que, si se cogía, solía ser en tierras de regadío, huertos o fincas de secano con buena producción (17).
D.
En el ámbito socioeconómico tenemos otro apartado de roles originados por las relaciones de trabajo entre los VECINOS. Básicamente eran el AMO y el OBRERO, éste último diversificado en una gran variedad de roles: los había que eran CRIADOS permanentes en una casa, al menos dependían de un compromiso que anualmente se renovaba; los había que eran JORNALEROS, dependientes de los trabajos temporales para los que eran llamados; los había que eran TEMPOREROS…
«Temporero era el que iban a buscar a Salamanca, y sólo estaba la temporada del verano, que lo mismo podía venir a la siega que a la era… y jornalero era el que cogía el amo pa tenerle tol año… en la siega, en la vendimia, en la era… – ¿Pa quién andas de jornalero? – Pa Fulano de Tal… El criao era un jornalero, pero ese… más seguro, del año, el criao es que ese se ajustaba por año, y el jornalero no…» (Cañizal)
«Había tres clases de obreros… una de paso (temporero), otra jornalero, que trabajaba a lo mojor tres veces al año, y nosotros, los criaos, los que mejor andábamos, los mozos de mulas. Los jornaleros… a lo mojor alguna casa tenía dos jornaleros, que eran pa tol año, pero el resto (de jornaleros) al mojor estaban este mes, al otro mes… como estaba malo no te empleaban hasta otro mes que venía mejor. Lo que tiene que aquí antes había muchos medios (trabajo), porque entonces, los que estaban en paro se dedicaban a hacer adobes, ganaban el jornalillo en adobes, iban tirando así… A los jornaleros se pasaban meses y meses sin llamarlos. Y venía Mayo y los llamaban para ir a escardar, pa quitar la broza de los trigos, de las cebollas…» (Castrillo de Guareña)
También había VECINOS que estaban al servicio del pueblo entero o de un grupo de VECINOS, ejerciendo como PASTORES: VAQUEROS, PORQUEROS, YEGÜEROS, CABREROS…
El AMO era el LABRADOR, ya fuera propietario de las tierras o COLONO y RENTERO de las mismas. Su casa tenía gran capacidad de trabajo, varias parejas de animales de labor, y necesitaba la colaboración de otros VECINOS, que participaban como CRIADOS o JORNALEROS. AMO, CRIADO y JORNALERO son SIGNOS de LENGUAJE SOCIAL generados por reglas código de COOPERACION e IDENTIDAD.
Los OBREROS permanentes de una casa eran los CRIADOS, término genérico que se concretaba más específicamente según la función que desempeñaba. En primer lugar estaba el MOZO MAYOR, el CRIADO m s importante y m s influyente de la casa, hasta tal punto, que, por los años y la experiencia, dirigía las labores de la casa con la misma autoridad que el AMO. Bajo su dirección estaban los MOZOS DE MULAS, GA¥ANES que utilizaban una pareja de animales de trabajo cada uno para arar, siempre la misma. Tanto el MOZO MAYOR como los MOZOS DE MULAS estaban todo el año trabajando en las tierras de la casa y atendiendo a los animales. Para esto último contaban también con la colaboración de un mocito joven, el REVECERO o PIGORRO.
En casa del LABRADOR «fuerte» también había CRIADAS, dirigidas por el AMA. Realizaban diversas tareas domésticas: hacer comidas, amasar la harina para hacer pan, lavar ropa, traer agua, etc. Una de las criadas podía ser una chica joven dedicada como ROLLA a atender a los hijos pequeños del AMA. Si era necesario se buscaban los servicios de un AMA DE CRIA para dar de mamar al nuevo vástago de la familia.
Había JORNALEROS que estaban ajustados casi todo el año, ejerciendo de CRIADOS para trabajos diversos según la época del año: hacía de MAYORAL, organizando la siega de las tierras de la casa en verano, en otoño trabajaba con los MOZOS DE MULAS en las tareas de la siembra, en invierno atendía a los majuelos, y en primavera hacía de HORTELANO o AZADONERO en los huertos del AMO, o escardaba los campos de cereal.
El verano era el tiempo en el que se ajustaban el mayor número de TEMPOREROS. Los LABRADORES contrataban cuadrillas de SEGADORES que, si eran numerosas, tenían su propio MAYORAL. Cada SEGADOR era denominado una HOZ, y si era segador joven, MEDIA HOZ, recibiendo la mitad del jornal. También se ajustaba un RAPAZ, para llevar las comidas a los SEGADORES. En la era, junto a los MOZOS DE MULAS, trabajaba un TRILLIQUE, mocito contratado para llevar el trillo.
Los VECINOS que se dedicaban al pastoreo, si no eran contratados por algún particular (18), obtenían el trabajo por medio de subasta pública convocada en el Ayuntamiento.
«Se subastaba el precio de la guardería del ganao. Vaqueros para vacas y bueyes, yegüeros para mulas, yeguas y caballos, y marraneros para los cerdos… Los praos eran del común y los cuidaba el Ayuntamiento por un obrero, y cobraba un tanto a cada vecino por mula o buey o vaca… los de trabajo (animales) pagaban menos, pero los holgones, yeguas de cría, muletos y churros pagaban doble… el tres de mayo echaban a yerbas y apuntaban lo que echaba cada uno.» (Cañizal)
«En Navidad venían por las casas el porquero y el cabrero a pedir la colación (el aguinaldo). El vaque ro no solía hacerlo porque tenía una buena iguala (ganaba más). En la Caserna, un cercado de ahí, era donde el cabrero recogía las cabras del común…» (Cañizal)
E.
La quinta división, todavía dentro de las funciones socioeconómicas, es la más amplia. Está dedicada a los roles del artesanado y de los servicios en general, todos ellos directa o indirectamente relacionados con la actividad agropecuaria. Estos roles, BARBERO, ZAPATERO, HERRERO, ALBARDERO, MOLINERO… son SIGNOS de LENGUAJE SOCIAL generados por reglas código de COOPERACION e IDENTIDAD.
En este grupo la lista es abierta y cambiante, según ‚pocas que, consecuentemente, traen nuevas modas y necesidades.
El sector de los artesanos y especialistas en ciertos trabajos era un grupo aparte de los AGRICULTORES. En los pueblos grandes este grupo tenía conciencia de ser diferente, al igual que los funcionarios. Pero la vida diaria de un pueblo agrícola tiende a integrar a todos sus componentes en la actividad agropecuaria: en los pueblos pequeños los trabajadores especializados no tenían dedicación total a su labor; en parte eran también JORNALEROS agrícolas que dedicaban algún tiempo a esa actividad: en verano ganaban más en la agricultura que en su especialidad; por el contrario, en invierno, cuando no había jornales en el campo, ganaban m s en el trabajo en el que eran expertos. Los artesanos y el resto de paisanos no dedicados a la agricultura no vivían más holgadamente que sus vecinos agricultores. Unos, como el HERRERO, o los ALBAÑILES, que trabajaban por temporadas, vivían con las mismas estrecheces; otros, como el CARRETERO, que siempre tenía trabajo, o el MOLINERO, que controlaba la producción de harinas, podía vivir con un nivel superior al de los agricultores. En general, cuanto mayor era el pueblo, más independiente de la agricultura podía ser el especialista: a mayor clientela, más dedicación exclusiva a su trabajo.
Dividiremos el amplio número de paisanos incluidos en este último apartado socioeconómico en otros cuatro más específicos:
1.
Roles de atención administrativa, cultural o religiosa: Ya nos referimos a algunos de ellos en el ámbito sociopolítico, pero también deben ser incluidos en este ámbito por la función que desempeñaban: el MAESTRO, el CURA, el SECRETARIO, el SACRISTAN, el DULZAINERO, los MUSICOS, etc.
2.
Roles de atención social y sanitaria: el MEDICO (19), el VETERINARIO; el MANCEBO del VETERINARIO, que hacía las veces de HERRADOR de mulas; el BOTICARIO; el BARBERO, que se ajustaba anualmente con los vecinos del pueblo, ya que una vez a la semana afeitaba a todos en un local de su casa, excepto a algunos labradores «ricos» que tenían el privilegio de ser afeitados en su propia casa; el CURANDERO (20), que arreglaba huesos mal colocados; el SALUDADOR, «persona que nacía con un don«, y lo empleaba para quitar verrugas, eliminar el mal de ojo, etc.; las PARTERAS, que ayudaban a las embarazadas a dar a luz; el ENTERRADOR, que era contratado por el ayuntamiento para ejercer esta desagradable función; el SERENO, que paseaba de noche por las calles anunciando la hora y el tiempo atmosférico: «¡La una y sereno!» (21).
3.
Roles artesanos y trabajos que requerían cierta especialización al servicio del agricultor: el HERRERO (22), con el que todos los labradores mantenían una iguala anual por sus servicios para «abuzar» rejas, hacer cuchillos, tijeras, clavos y utensilios de hierro; el CESTERO, paisano que aparecía en la ‚poca previa a la vendimia para hacer los cestos necesarios para la recogida de la uva; el PAÑERO y el SASTRE (23) al que se le encargaban los pocos trajes que podían adquirir en su vida estos paisanos; el ALBARDERO (24), imprescindible para el aparejo de las mulas, haciendo las colleras y las albardas de estas bestias; el CUBERO, cuya actividad fue desapareciendo a medida que la producción de uva dejó de representar un elemento importante en la economía de estos pueblos; además, las cubas de las bodegas duraban varias generaciones; el CANTERO, al que se acudía para hacer una obra, preparando las piedras importantes para su construcción, porque no todo se hacía con adobe y madera; el ALBAÑIL, contratado temporalmente para las obras de ampliación y remodelación de una casa, una panera o un pajar, utilizando los adobes que ‚l y otros JORNALEROS habían preparado después del verano; el CARRETERO o CARPINTERO (25), que no sólo hacía o arreglaba carros, sino también arados y otros aperos de madera, elementos de la casa e ,incluso, ataúdes; el TEJERO, que a las afueras del pueblo tenía un tejar con el horno para hacer tejas y ladrillos; el ZAPATERO (26), especialista en hacer botas y zapatos a medida, distinto del TACHOLERO o TACHUELERO (27), que se dedicaba a poner tachuelas a las botas usadas; el HOJALATERO, que hacía los imprescindibles candiles y faroles para iluminarse en la noche; el ESTAÑADOR, preparado para arreglar cubos, sartenes y cazuelas; el CANTARERO, que vendía cántaros, necesarios para traer agua a diario a la casa, oficio femenino de ir a la fuente: «siempre en el sobrao había algún cántaro de más, porque se rompían de tanto ir a la fuente«; el ASERRADOR, que esporádicamente aparecía en el pueblo para sacar provecho a las vigas de una alameda recién cortada; el PELLIQUERO, que pasaba por el pueblo recogiendo todo tipo de pieles, de oveja, cabra, conejo, vaca, etc.; el TRILLERO EMPEDRADOR, que no sólo vendía los trillos de Cantalejo, sino que se ofrecía a arreglar y reponer las piedras gastadas; el EMPEDRADOR, especialista en empedrar las eras o arreglarlas con pequeños cantos rodados, donde, bajo los afilados pedernales del trillo saltaría el grano y se trituraría la paja de cualquier cereal.
4.
Roles de labores no artesanales al servicio de la actividad agropecuaria y del agricultor: el PRESTAMISTA, tenía siempre dinero a disposición del paisano, antiguamente eran los GRANEROS, comerciantes que compraban el cereal a los labradores antes de aparecer el Servicio Nacional del Trigo; el CRIBERO, también llamado ACHADOR (28), que aparecía en el pueblo después del verano para cribar el cereal; el MOLINERO, propietario o arrendador del molino donde se molía el trigo, las algarrobas o lo que hubiera que moler; tenía también un MAQUILÓN, mozo que con un burro o un caballo recogía en el pueblo lo que querían moler los vecinos; el HORNERO o PANADERO, oficio extremadamente sacrificado porque todos los vecinos necesitaban de él al menos cada quince días para hacer la hornada de pan, el alimento primero y principal de estas gentes; por ello, a veces, se tenía encendido el horno de noche y de día. el CUEBANERO, mozo fuerte que en grandes cesto o cuébanos llevaba la uva de las cepas al carro para ser transportada; el LAGARERO o BODEGUERO, obrero que se dedicaba a llevar el vino del lagar a la cuba o de trasegarlo en la bodega; el AGUARDENTERO, que compraba los restos de uva después de pisarla, o «las madres» del vino después de fermentar; con ello mantenía su negocio de aguardiente; el CAZADOR o PESCADOR, que podía ser cualquier vecino, no ya aficionado a la caza y a la pesca, sino también necesitado de aportar algún alimento m s a su escasa dieta diaria de proteínas; también hab¡í aficionados a cazar ratas de río, RATEROS, que resolvían inesperadamente más de una merienda al año; el TRATANTE DE MULAS llamado también MARANCHÓN (29), siempre atento a vender el animal más necesario en esta economía agraria; el ARREADOR, empleado de los TRATANTES de ganado, para llevar el animal vendido a casa del comprador; el CAPADOR, oficio de cierta precisión para dejar sin capacidad reproductora a cerdos, potros y novillos, etc.; el ESQUILADOR, venía en primavera a esquilar las ovejas y, en ciertas ocasiones, los burros y las mulas; el REGADOR, vecino contratado por la junta de la pradera o el ayuntamiento para regar el prado; el PODADOR u OLIVADOR, obrero bien considerado, que antes de entrar la primavera preparaba los árboles y majuelos; el CAMINERO, puesto por el Estado para mantener las carreteras transitables; el ORDINARIO, un paisano que se acercaba a la estación de ferrocarril m s cercana para traer el paquete o el baúl que pudiera recibir un vecino; el COMERCIANTE (30), en cuya casa disponía de un local donde vendía todo lo que esta economía casi autosuficiente no podía suministrar: petróleo, aceite, velas, telas, etc.; el CORREDOR DE VENDEDORES, vecino del pueblo que por subasta en el ayuntamiento cogía el negocio de cobrar a todos los VENDEDORES AMBULANTES y compradores de vino o cualquier otro producto que paraban en el pueblo; en Guarrate llamaban a este oficio EL PISO DEL PUEBLO por su parecido a «la costumbre» que pedían los mozos al mozo forastero que se casaba con una moza del pueblo; el HUEVERO, que compraba huevos y gallinas viejas; los VENDEDORES AMBULANTES, PAÑEROS, TENDEROS, CACHARREROS, PIMIENTEROS, TRIPEROS, MIELEROS, ACEITEROS, etc. que ofrecían sus productos a los paisanos de estos pueblos de La Guareña; el POSADERO, oficio característico en los pueblos situados junto a las carreteras importantes, como la de Salamanca a Valladolid, donde paraban los arrieros, vendedores ambulantes y las reatas de mulas o los carros materos… Y otros muchos oficios o roles de vecinos que en los viejos libros de cuentas o de caja de los amos quedaban reflejados fugazmente como el CHOCOLATERO, el TABERNERO, los GITANOS, el VINCULERO, el LIENCERO, el PASIEGO, el GALLEGO, el MONTAÑÉS…
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NOTAS.
(7) Hace varios años que trabajo en un modelo de análisis cultural que llamo LOS LENGUAJES CULTURALES, modelo al que haré referencia en este trabajo. Espero que con su aplicación en cuestiones como las que abordo aparezcan sugerencias ajenas que, con la reflexión y la madurez personal, vayan aclarando sus términos y confiriendo profundidad antropológica a esta pretendida hipótesis de trabajo. Las ideas básicas nacen de la lectura del «Tratado de Semiótica General» de Umberto Eco (Editorial Lumen. Barcelona, 1977).
Toda cultura puede ser comprendida desde los presupuestos de la COMUNICACION y la SEMIOTICA. En ella se descubren LENGUAJES CULTURALES: ECOLOGICO, SOCIAL-INTERSUBJETIVO y TRADICIONAL; los tres en mutua interrelación. Los LENGUAJES están formados por SIGNOS CULTURALES.
Un SIGNO CULTURAL es el encuentro convencional de un elemento del plano de la EXPRESION, o aspecto sensible y perceptible, con un elemento del plano del CONTENIDO, o significado en esa determinada CULTURA. Siempre que un elemento captable por los sentidos (plano de la EXPRESION) está unido a un elemento cultural significativo (plano del CONTENIDO) se produce un SIGNO CULTURAL. En los pueblos de La Guareña zamorana llama la atención la existencia de «chimeneas» que surgen en el suelo junto a las casas. Son las ZARCERAS de las bodegas, SIGNO CULTURAL formado por un elemento de la EXPRESION, un cubo de piedra o ladrillo en el terreno, y un elemento del plano del CONTENIDO, el respiradero de las bodegas.
Los SIGNOS CULTURALES son generados por CODIGOS CULTURALES, reglas que unen la EXPRESION y el CONTENIDO. Los CODIGOS CULTURALES también se clasifican según los SIGNOS y LENGUAJES que producen: CODIGO CULTURAL ECOLOGICO, SOCIAL-INTERSUBJETIVO y TRADICIONAL.
El CODIGO CULTURAL ECOLOGICO genera SIGNOS CULTURALES mediante reglas de APROVECHAMIENTO y ADAPTACION del ser humano al medio en el que vive. El TRIGO, la CEBADA, el GARBANZO, son SIGNOS CULTURALES de LENGUAJE ECOLOGICO en los pueblos de La Guareña zamorana porque son productos que se ADAPTAN bien a esta zona y son APROVECHADOS por el ser humano que vive en ella.
El CODIGO CULTURAL SOCIAL genera SIGNOS CULTURALES mediante reglas de IDENTIDAD, PROPIEDAD, COOPERACION y COHESION, por las que los miembros de un grupo humano manifiestan unas características determinadas y se relacionan de un modo determinado. Por ejemplo, el MENTIROTE, lugar de reunión de hombres para hablar y pasar el rato en un lugar concreto de cualquier pueblo de La Guareña, en un SIGNO CULTURAL de LENGUAJE SOCIAL generado por reglas de IDENTIDAD y COHESION.
Por último, el CODIGO CULTURAL TRADICIONAL genera SIGNOS CULTURALES por medio de reglas de COMPRENSION (científico-técnica, moral, artística, mítica, mágica, religiosa) DE LA REALIDAD, SEGURIDAD y FIDELIDAD, por las que el grupo humano acumula en su memoria los conocimientos, las creencias, los valores, las ideas, etc. que se transmiten de generación en generación, a los que son FIELES porque les dan la SEGURIDAD de perpetuar su CULTURA. Subir a los niños a las andas del Cristo o de la Virgen del pueblo en la procesión del día de la fiesta en los pueblos de La Guareña es un SIGNO CULTURAL de LENGUAJE TRADICIONAL generado por una regla de COMPRENSION religiosa, incluso mágica, DE LA REALIDAD.
El conjunto de SIGNOS CULTURALES generado por cada CODIGO CULTURAL forma el LENGUAJE CULTURAL, que ser ECOLOGICO, SOCIAL o TRADICIONAL según los signos que lo compongan. A su vez, el conjunto de los tres LENGUAJES CULTURALES es la CULTURA, entendida ésta como LENGUAJE TOTAL, expresión genuina de la forma de ser , pensar, actuar y vivir de un grupo humano.
Estas mismas ideas, algo m s desarrolladas, han sido expuestas en la revista portuguesa BRIGANTIA (Vol. XIII, N§ 1/2 Janeiro-Junho/93. Páginas 57-87) o en la revista alcarreña CUADERNOS DE ETNOLOGIA DE GUADALAJARA (N§ 25/1993. Páginas 403-422), adaptadas a investigaciones hechas en Sanabria (Zamora) y en dos pueblos de la provincia de Guadalajara, respectivamente.
(8) Las fuentes inéditas han sido el Libro de Cuentas de Aniano Puente, de Vallesa de Guareña, entre 1908 y 1912, y el Libro de Caja de Enrique Gámez, de Villamor de los Escuderos, entre 1844 y 1866. También hemos consultado las fuentes histéricas recogidas en «La Bóveda de Toro, memorias y documentos» de José M. de Vicente (Zamora, 1992) , y «Cañizal. Apuntes para una historia» de Luis Torrecilla Hernández (Valladolid,1991).
(9) Hay que tener en cuenta que en las estadísticas y entre los mismos informantes, el término «vecino» suele ser ambiguo, porque, según el contexto, se refiere al individuo concreto o al conjunto casa-familia: » …en este pueblo siempre hemos sido medio centenar de vecinos…»
(10) Un alcalde de Cañizal, Pablo Monforte, hace relación de todas sus actividades, «obras, beneficio y mejoras que voy haciendo a la villa» en la segunda mitad del siglo XIX: Asignar a los pobres un facultativo cirujano, un boticario y un maestro, hacer un potro para los labradores, habilitar una panera para recreo y baile de los jóvenes, arreglar una fuente de agua, ajustar los impuestos para que no pagaran los pobres de solemnidad y lo hicieran los ricos, impedir que las ovejas entren en el prado, multar a los que entraran sin permiso en las viñas, impedir que los pastores entraran en tierras y viñas antes de que los pobres espigaran o hicieran el rebusco, vigilar los pesos y medidas de pan, carnes y demás comestibles, vigilar el orden en los bailes, limpiar los regatos para que los animales puedan beber, colocar el retrato de Isabel II, arreglar caminos, impedir dejar la basura en la calle, impedir dejar los carros en la calle, vigilar el comercio ambulante, retirar el pan bajo de peso y multar a los infractores, poner un buzón para la recogida del correo, plantar árboles en los paseos, arreglar las campanas, organizar bien el uso del pasto por parte de los ganaderos de ovejas, procurar un dulzainero para las fiestas, empedrar las calles principales, arreglar el consistorio, custodiar los campos y los prados, deslindar caminos y terrenos comunales, impedir que los cerdos anden por eras y prados… etc., etc. En esta abigarrada lista hay acciones impuestas de instancias externas (poner el cuadro de la reina Isabel II) y otras acciones propias de la vida común de un pueblo (arreglar una fuente, vigilar los campos). El ayuntamiento frente al concejo.
(11) En el libro de Caja de Enrique Gómez, de Villamor de Escuderos, 1844, podemos leer: «En el año 1820 en el 24 de octubre otorgó B.V. una escritura de la tierra… en precio de 500 reales de vellón y se la compró D.J. en Fuentesaúco ante don J.B.C. siendo HOMBRES BUENOS don J.E. y don M. T., el primero por mí y el segundo por M. S…. «El HOMBRE BUENO acompañaba al vecino que necesitaba alguien que mediara por ‚l en casos de relación jurídica o económica”.
(12) El sacerdote no es un funcionario del Estado, ni tampoco puede considerarse un funcionario de la Iglesia desde el punto de vista pastoral y cristiano; pero el hecho de recibir un sueldo del Estado y ejercer una autoridad tan influyente y decisiva en la época del gobierno del general Franco hacía que su figura fuera asumida por el pueblo dentro del rol de funcionario. Francisco Rodríguez Pascual ha publicado en dos artículos de La Opinión-El Correo de Zamora algunas reflexiones sobre la importancia del cura, el maestro y el médico en el pueblo tradicional. Destaca que la jerarquización tradicional cura-maestro-médico ha sido sustituida por la nueva jerarquización médico-maestro-cura, consecuencia de la introducción de la mentalidad urbano en el ámbito rural, mentalidad más pragmática y preocupada por el cuerpo ( La Op.-El Co. de Za 17 de marzo de 1994). Además destaca la desaparición de la cultura tradicional en paralelo con la ausencia de las figuras del maestro y el cura en los pueblos: » El maestro y el cura han sido, durante siglos, ingredientes esencialísimos y descollantes en el paisaje más entrañable de nuestros pueblos. Con la difuminación, cuando no supresión, de sus figuras, el pueblo ha dejado de ser lo que era: ha dejado de ser pueblo-pueblo, para asimilar torpemente el llamado «modelo urbano», ajeno por completo a su ideosincrasia cultural.» (La Op.-El Co. de Za 28 de mayo de 1995).
(13) En el Diccionario de la Real Academia el término más cercano a estos dos es «pegujalero»: «labrador que tiene poca siembra o labor».
(14) Durante el régimen del general Franco, en estos municipios se estableció que los ayuntamientos cedieran terrenos a los vecinos que no tuvieran posesiones para poder cultivar los productos del año (legumbres, patatas, alguna hortaliza, etc.).
(15) La SENARA era el conjunto de todas las tierras de labor que se cosechaban en un año y el producto que se obtenía. Diccionario de la Real Academia.
(16) Ejemplos de esta situación son Guarrate y El Pego, que a principio de siglo eran colonías en su totalidad. Guarrate fue comprado por los propios vecinos como as¡ destaca el titular de «El Correo de Zamora, 8 de febrero de 1928, aniversario de la compra, en 1928:» Lo que es un pueblo libertado. ¡Viva Guarrate! En el aniversario de una fecha histórica. Inmensa gratitud: El palacio de los ricos hoy mansión de los pobres: Los siervos convertidos en señores: ¡Loor y alabanza a la acción social católica!
(17) Hoy el contrato de aparcería no es tan desfavorable para el aparcero, ya que se negocia con el propietario en un tanto por ciento más bajo del cincuenta por ciento, e incluso se le hace participar al propietario en la totalidad de los gastos de la producción, no sólo la semilla y el abono, sino también los jornales de los obreros, el alquiler de la cosechadora, etc. Antiguamente el término “aparcero» también se refería a los paisanos que, escasos de recursos, juntaban la mula que poseía cada uno formando una pareja para labrar la tierra.
(18) En el libro de caja de Enrique Gómez de Villamor de los Escuderos, 1844, se puede leer: «Entraron los pastores el día 7 de Julio y toman pan desde el día 10 y toman 14 libras cada día de pan…»
(19) Libro de Caja, Enrique Gómez, 1844: Tanto el maestro como el médico son mencionados con el «don» delante, expresando cierta categoría superior dentro del pueblo. Pero Enrique Gómez es el prestamista de grano del maestro y el dueño de la casa donde vive de alquiler el médico.
(20) Libro de Caja, Enrique Gómez, 1844: Descuenta cuatro reales y medio a uno de sus obreros que le pidió para pagar a «la tía curandera».
(21) En un cuento escrito por Luis Torrecilla, uno de los mejores informantes de esta investigación, podemos leer: » SIEMPRE FELIZ NAVIDAD… Es día de Nochebuena. Venticuatro de diciembre de mil novecientos treinta… Esperando que lleguen mis amigos veo pasar. Lleva una alforja al hombro, da un golpe a la puerta de mi casa y dice: ¡¡ La enterradora!! Mi madre sale al momento y le da unas monedas, un trozo de tocino, una morcilla, un chorizo y una cazuela de garbanzos. La enterradora lo mete en su alforja, y después de dar las gracias sigue su camino llamando a la siguiente casa. Llamando con las mismas palabras: ¡¡La enterradora!! Lo mismo que mi madre, todos los vecinos tienen una limosna para ella, porque pocos como ella tienen valor para enterrar a sus muertos. Tiene una pequeña paga del Ayuntamiento, pero es de agradecer que el día de Todos los Santos, allí en el Campo Santo, ella se encargue de encender todos los faroles por si se apagan durante la noche. Los vecinos dejan la aceitera llena de aceite para que la enterradora rellene las candilejas por si se apagan, y así los faroles alumbrar n toda la noche. Las lenguas largas dicen que la enterradora se lleva el aceite a casa para guisar con él, y que la limosna la gasta en aguardiente… y que siempre está borracha. Pero es viuda, tiene muchos hijos, entre ellos uno bobo. Bien se merece la limosna. También veo pasar a los serenos. También llevan la alforja al hombro. Ellos también dan un golpe a la puerta, y dicen las mismas palabras: ¡Señora!, ¡¡los serenos!! Mi madre y los vecinos también les dan colación o limosna. El sereno trabajaba de nueve de la noche a seis de la madrugada velando por los vecinos. Aún resuena en mis oídos aquella voz tenebrosa que me hacía cobijarme entre las sábanas, con miedo, cuando escuchaba: ¡¡Las doce y sereno!!… ¡¡La una y lloviendo!! Así una noche y otra. Mi madre siempre daba limosna y colación al sereno. Siempre recordaba aquel día que se puso mi abuela muy enferma, ella era viuda y nosotros muy pequeños. El sereno cantó: ¡¡Las doce y sereno!! Mi madre salió corriendo y le dijo: – Señor Quico, haga el favor de avisar al médico. Mi madre se ha puesto muy enferma. Al poco tiempo ya estaban en casa el médico y el sereno. También nos contaba el abuelo que una noche había fuego en la casa y todos dormían. Pas¢ el tío Quico cantando la hora. Vio el humo que salía del tejado. La casa empezó a arder. El sereno avis¢ a los vecinos y todos pudieron salvarse gracias a él… Aquellas noches largas de invierno, sin luz eléctrica, sólo con un farol en la mano y en la otra una lanza de madera para defenderse de perros y ladrones. Ellos velaban por sus vecinos, ellos llevaban a casa al borracho caído en el suelo, ellos avisaban al médico para ayudar a los enfermos, ellos daban el aviso de algún fuego o de algún robo, y, sobre todo daban la hora y decían el buen o mal tiempo. Bien se merecían la limosna. Mis mejores recuerdos para ellos.»
(22) En el libro de Cuentas de Aniano Puente (Vallesa, principios del siglo XX, entre 1908 y 1912) podemos leer de modo salteado algunos pagos al herrero: 2 cachos de hierro. Una caña (del arado). Una barra. Acero. Rejas. Abuzos de los picos. Cuñas. Un azadón de peta. Cerradura para la trasera. Una zuela. Un picaporte para la trasera. Una barra para puntear. Calzar un hacha. Yerro de puntiar. Seis calzas…
(23) En el libro de Aniano Puente hemos recogido todos estos productos referidos al PAÑERO y al SASTRE: Una chambra, unas alpargatas, cazadora, chaleco, pañuelos, moqueros, arabia, lienzo, tela de hilo,franela, pantalón, calzoncillos, lienzo barato, merino de algodón, indiana, tela de fundas, mantel, bayeta blanca, inglesina blanca, camiseta, percal, tapabocas, blusa, arabia para una talega, florete, india, muletón blanco, traje, forros de cazadora, pantalón de pana, céfiro, mantón negro, boina, tela de colchón, indiana pa las chambras, percalina, pana, tela de hilo para un mandilón, tela fuerte para un mandil, sábanas, lienzo curado, lienzo moreno, pana lisa, yute…
(24) Encargos para el ALBARDERO del libro de cuentas de Aniano Puente (Vallesa): Collera nueva. Compostura del jalmillo. Una albarda. Collera de hebillas. Compostura de las sobremantas.
(25) Encargos para el CARRETERO del libro de cuentas de Aniano Puente (Vallesa): Echura de un arado. Una esteba. (H)Echura de un pesebrón. Palo de la Rastra. Puerta de la cocina. Echura de un marco de la de la cuadra. Esteba. El teradero. Arau. Yugo de arau. Manilla de la esteba. Yugo de arar. Yugo de aricar. Yugo de carro. Rastra con riendas. Tes(r)adero. Arreglar la caniza. Palo de las rastras. Gato para untar. Un timón. Empalme de una esteba. Araus.
(26) Encargos para el ZAPATERO del libro de cuentas de Aniano Puente (Vallesa): Medias suelas. Capelladas. Botas de botones. Botas buenas. Borceguíes. Botas de correas. Botas de paño. Pisos en las botas. Medias suelas y punteras. Botas de goma. Capelladas y medias suelas. Una pieza y un cosido. Medias suelas y piezas en los zapatos. Medias suelas y tacones en las botas.
(27) Ha sido publicado otro cuento de Luis Torrecilla en las Hojas de Cultura Tradicional de Francisco Rodríguez Pascual (La Opinión- El Correo de Zamora, Domingo 10 de Marzo de 1996) titulado «El Tacholero». Transcribimos un fragmento: » Un día llegó al pueblo un señor montado en una burra blanca; detrás de la burra una bicha, hija de la burra. A este señor le llamaban el tacholero, se dedicaba a poner tachuelas a las botas de los niños. El padre de Daniel llamó al tacholero: «Quiero que me pongas las tachuelas a las botas de mis hijos». Y le preguntó cuanto le costaría; el tacholero le dijo que un real por cada par de botas… El primer día le tocó a Daniel por ser el que más gastaba de medias suelas. Había tres clases de tachuelas: unas más chicas y otras más gordas que pesaban mucho…»
(28) El término ACHADOR es una deformación del que emplea Cervantes en el segundo párrafo del capítulo XXXI (I) de «Don Quijote de la Mancha»: «… ahechado dos hanegas de trigo…» «Ahechar» significa cribar.
(29) «Maranchón», «Maranchonero» es un término referido a los tratantes de mulas originarios de Maranchón, provincia de Guadalajara, utilizado por Manuel Puente, vecino de Olmo de Guareña. Es el informante más anciano y ha dirigido una casa de mucha labor. El término no es conocido por el resto de informantes. José Ramón López de los Mozos, director de «Cuadernos de Etnología de Guadalajara» tiene algunos artículos sobre este particular, en concreto puede consultarse «Posibles orígenes de la muletería maranchonera» en «Revista de Folklore», nº 146, Valladolid (1993), pp. 46-48.
(30) Relación de productos aparecidos en el libro de cuantas de Aniano Puente (Vallesa) relativos a la actividad del comerciante: Vino, tocino, tachuelas, oz (hoz), pimiento, lucilina, mazo de tripas, zafra de petróleo, jabón, bacalau, sal, arroc(z), navajas, pernios, puntas, cerraduras, pescau, picaportes, tranca, azúcar, chocolate, caja de café, cabeza, longaniza, queso, jamón, tocino, manteca, magro, aceite, fideos, arroz de bomba, escabeche, castañas, almodón, cotudillo añejo, ygado, manzanas, ygos, alubias, pasas…